Pilar Martínez
Mujer de entre 80 y 85 años, con trastorno cognitivo o de conducta, que depende de un cuidador o cuidadora, o que vive sola; este sería el perfil de la persona mayor maltratada, según los datos que presentó la Diputación de Barcelona .
Se presentó en el marco de la jornada ‘Promoviendo actitudes positivas, minimizamos los riesgos de malos tratos a las personas mayores’ organizada el pasado 15 de junio, Día Internacional contra el abuso y los malos tratos a las personas mayores.
La Diputación de Barcelona hizo público que había detectado en su demarcación y a través de su Grupo de trabajo contra los malos tratos a personas mayores, 323 casos de malos tratos a personas mayores en 24 municipios y dos consejos. El hecho de hacer pública esta información logró visibilizar esta problemática prácticamente oculta por la opinión pública, porque, tal y como dice la vicepresidenta segunda de la Diputación y responsable del Área de Atención a las Personas, Meritxell Budó, «trabajamos para se haga visible la dimensión del problema. Si no se habla, no existe. Si no se verbaliza y se pone en el centro del debate, no existe “.
Los datos, sin embargo, también causaron preocupación, ya que muestran un incremento desde el 2016, donde se detectaron 249 casos o desde el 2015, donde se detectaron 156. En la opinión de Pilar Martínez, Directora de Programa de envejecimiento Activo y Autonomía Personal del Área de atención a las personas de la Diputación de Barcelona, ??¨ el envejecimiento de nuestra sociedad es una oportunidad, algo positivo, pero también genera más riesgos para personas mayores vulnerables de sufrir malos tratos; también porque cada vez está más extendido lo que se llama “edadismo” o discriminación por edad, que quiere hacer creer que la persona mayor es una carga y no es ya útil a la sociedad “,” también es cierto que cada vez se detectan más casos que los profesionales en contacto con las personas mayores tienen más formación y porque hemos puesto en marcha nuevos servicios de detección y actuación “.
De los 323 casos, un 80% de las personas mayores maltratadas son mujeres, un 31% tienen más de 80 años, un 15% viven solas, un 36% tiene deterioro cognitivo y un 67% necesita ayuda diaria para realizar sus actividades básicas. En cuanto a la tipología del maltrato, en un 52% de los casos detectados se ha detectado maltrato psicológico, en un 41% económico, en un 35% negligencia y en un 19% maltrato físico.
Según Pilar Martínez, lo que la mayoría de las personas mayores que sufren malos tratos sean mujeres es madrigueras de que “el envejecimiento es femenino porque son las mujeres las que ocupan mayoritariamente las franjas de edades más avanzadas por su superior esperanza de vida “Esto lo muestran los datos del Idescat del 2018, donde en la franja de 85-89 años, hay 53.933 hombres y 97.445 mujeres, casi el doble de mujeres que de hombres, y en la de 95 y más, 4360 hombres y 14.988 mujeres.
Abordaje desde la Diputación de Barcelona
Ante esto, desde la Diputación de Barcelona se trabaja para ampliar la sensibilización social ante esta problemática y mejorar las herramientas para la prevención, detección e intervención de casos de malos tratos a personas mayores desde el 2011, Así, desde la corporación , se ofrece un programa de apoyo a los ayuntamientos que contempla desde la prevención de malos tratos a las personas mayores, con charlas para la Defensa de los Derechos de las personas mayores a los centros municipales; la formación y capacitación de profesionales de los servicios sociales básicos; hasta el apoyo a los municipios en la detección y la intervención ante sospechas o casos de maltrato.
La herramienta principal de trabajo ha sido el Grupo de Trabajo contra los malos tratos a personas mayores, donde participan 171 ayuntamientos y cinco consejos comarcales de la provincia y que reúne a las diferentes profesionales que tratan el tema a los ayuntamientos, este grupo se reúne 4 veces al año para generar conocimiento, compartir y elaborar documentos y experiencias que permitan la transferencia de buenas prácticas profesionales. También se trabaja esta problemática a través del Servicio local de teleasistencia, una asesoría jurídica y un equipo de atención personalizada para la prevención en sospechas, detección, evaluación e intervención.
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Así, el Servicio local de teleasistencia es uno de los principales detectores de los malos tratos a personas mayores, sobre todo por su gran alcance, ya que hay 80.000 terminales de teleasistencia repartidos por todo el territorio de la provincia. Este servicio permite proveer de asistencia remota inmediata e incluye un sistema de alarma ante situaciones de urgencia, pero también permite detectar casos sospechosos o indicios de que las teleoperadoras en contacto con las personas usuarias derivan al correspondiente servicio de los ayuntamientos para que averigüen si se trata de casos de malos tratos. Esto ha hecho que el Servicio local de teleasistencia haya identificado 449 casos de sospecha de maltrato desde el 2016, la mayoría de los cuales vuelven a corresponder a mujeres, 402. En cuanto al perfil de la presunta persona agresor, en 349 de los casos fueron hombres y en 151, mujeres.
A menudo es complicado abordar el tema porque hay diferencias en su definición; desde la Diputación tomamos como base de trabajo la Declaración de Toronto en 2002, documento firmado por la ONU y que marca un punto de inflexión en el tema ya que la aborda como un problema de salud pública y lo define como: “acción única o repetida, o la falta de respuesta adecuada, que se produce en cualquier relación en que haya una expectativa de confianza y que provoca daños o angustia a una persona mayor”. Así, y según nos confirma la Pilar Martínez, suelen ser las personas más cercanas a las personas mayores las que las maltratan, siendo familiares, hijos o hijas o el conyugue los principales agresores, las personas con las que tienen una mayor confianza y un fuerte vínculo afectivo que hace que raramente denuncien estos malos tratos.
Por otra parte, las personas mayores que sufren malos tratos suelen estar en situación de dependencia y por ello se añaden la negligencia y el abandono a las tipologías de maltrato de personas mayores, junto con el físico, psicológico, económico, sexual, y de vulneración de los derechos (no reconocer ni respetar las decisiones propias de la persona mayor)
Acciones en los municipios
A nivel de los municipios, están las Mesas de Mayores, donde se propicia el trabajo en red con los diferentes agentes del territorio implicados en la detección de los casos de malos tratos, como son la policía local, los ambulatorios, servicios sociales, etc. Y es que el aislamiento es un factor de riesgo para padecer malos tratos; según Pilar Martínez, “cuanta más red social tienes, menos riesgos de sufrir malos tratos, por eso hay que trabajar mucho la detección entre los agentes de la comunidad de la persona mayor”.
Así mismo, también se desarrolla el trabajo directo con las propias personas mayores a través de charlas sobre los instrumentos jurídicos y recursos para proteger sus derechos que se hacen en centros y otros equipamientos donde hay afluencia de gente mayor. “‘Es básico el trabajo en primera persona con los ancianos, porque ellos y ellas se sensibilicen y vayan a denunciar” explica Pilar Martínez.
Si hay una acción fundamental fruto del trabajo en red, ésta ha sido la publicación de la Guía local para hacer frente a los malos tratos a las personas mayores Guia local per fer front als maltractaments a les persones grans, editada por la Diputación de Barcelona y la Asociación para la investigación de malos tratos a la ancianos Eima y que recoge las herramientas fundamentales para abordar esta lacra invisible. La guía pretende ser una herramienta transversal de trabajo dirigida a todos los servicios implicados en la vdia las personas mayores en los municipios: Casals, servicios de salud, residencias, servicios sociales, cuerpos de seguridad, etc … “La guía permite promover actitudes positivas, minimizar riesgos y tomar las medidas pertinentes para que se puedan detectar cada vez más casos”, comenta Meritxell Budó.
Por inspiración de esta Guía y en el marco del trabajo en red a los municipios, han surgido diferentes guías de actuación territorial contra los malos tratos a personas mayores, como en Viladecans. Allí, según Bárbara Vega, técnica de gestión de proyectos del departamento de servicios sociales del Ayuntamiento, “hace años que tenemos profesionales semi-especializados en atención a la gente mayor a cada servicio de atención básica y esto ha permitido detectar casos de malos tratos “. Además, “la Diputación nos invitó a trabajar en el Grupo de Trabajo específico sobre malos tratos a las personas mayores; a partir de ahí, creamos un grupo de trabajo con las trabajadoras sociales del Hospital de Viladecans, del centro sociosanitario Federica Montseny, las de los cuatro ambulatorios y todo el equipo técnico que prestan atención a servicios sociales para detectar situaciones y actuar conjuntamente “, explica Bárbara Vega. De ahí surgió la idea de hacer un protocolo específico de actuación teniendo en cuenta las especificidades del municipio, y se pidió el apoyo a la Diputación para hacer su guía de detección e intervención sobre los malos tratos, con un proceso de trabajo colectivo de por medio y que se aprobó el mes pasado en el Pleno municipal. “Sobre todo salió adelante porque había un compromiso político detrás, ya recogido en el PAM del municipio, el compromiso político es básico para que salgan adelante estas políticas”, explica Vega; “la idea es que esta guía sea nuestra hoja de ruta contra los malos tratos a personas mayores y un documento vivo que pueda incluir nuevas formas de intervención”.
Y es que hacer emerger estos malos tratos y hacerlos visibles al igual que la violencia de género o los abusos a niños es un reto pendiente; según Pilar Martínez, “la persona mayor es a menudo doblemente penalizada porque no hay una cartera de servicios para personas mayores en situación de maltrato ni tampoco legislación específica al respecto y vemos muchos dramas como cuando, por ejemplo, una persona mayor debe irse de su casa para que convive con su hijo maltratador y no tiene un lugar donde ir que no sea una residencia”.
En Viladecans, donde desde 2012 se han detectado 29 casos de malos tratos, 27 mujeres y 2 hombres, tampoco tienen ningún mecanismo de emergencia para alojar a estas personas mayores que tienen que marchar de la casa donde viven pero buscan una solución aunque provisional con los recursos municipales; para Bárbara Vega, pero, lo más importante es “dar a conocer los malos tratos y hacer un trabajo de sensibilización para concienciar que es un problema de todos, de toda la sociedad, y que se debe actuar rápidamente y con contundencia”.