Fabiola LLanos y Cathy Claret en el estreno del documental
El arte que es conexión vital transforma el mundo
Cuando el arte nace desde la periferia, cuando emana de las venas y el alma, cuando trasciende culturas, fronteras e identidades desde el saber y conocimiento situados, sin desdibujarse, sin adecuarse a los moldes y arquetipos que impone el sistema comercial que pretende transformar la creatividad en un producto de venta sin valorar la sabiduría vital y el poder transformador que él encierra, entonces viene con una fuerza avasalladora a robarnos el alma, porque habita en su esencia la vida misma.
Y si en este camino se encuentran dos seres humanas maravillosas, dos almas creativas, cada cual desde sus capacidades, sus dones y saberes, y suman con ellas en un proyecto común, desde la sororidad, la sinergia y la horizontalidad, entonces el arte se vuelve conexión vital.
La directora y productora Fabiola Llanos (Foto: Tona Gusi)
Así, “La chica del viento”, película-documental producida y dirigida por Fabiola Llanos, presentada ayer en la premier del Cine Maldà, conmueve, sensibiliza, recrea con su originalidad, te atrapa de principio a fin y genera conciencia sobre los desafíos que asume una artista para vencer al sistema neoliberal que pretende comprar, negociar y controlarlo todo.
Fabiola Llanos narra, evidencia y dibuja de manera impecable, la creatividad, coherencia, armonía, vivencia, sabiduría y energía de Cathy Claret, “la gitana rubia”, una artísta auténtica e independiente, que recorre ciudades y camina incansable, a pesar de los obstáculos, por la ruta de la vida, conectando desde su voz, su arte musical y su propia identidad con nuestras emociones.
Cathy Claret nos invita a pasar a su espacio vital, nos comparte su persistencia, su lucha, su firme convicción porque se reconozca, valore y visibilice el arte auténtico, parido desde la periferia, desde los sentires y no desde la racionalidad y la opulencia. Así, esta artista, con su alma gitana y su expansión espiritual se vuelven olas de guitarras, voces, reflexiones y sonrisas que cautivan nuestra atención y nos llevan a una localización multicultural, donde las fronteras no existen, donde la humanidad se hace familia, donde los afectos y la amistad son más que palabras, son pura existencia.
“La chica del viento” es una producción donde puedes sentir que fluye el amor desde la creatividad, con corazón y sentido. Cathy Claret y Fabiola Llanos aportaron no sólo su vena creativa, sino sus propios recursos humanos y económicos para emprender este proyecto que duró casi un año. Fuera de cámaras, durante el rodaje, ambas afianzaron su amistad y compromiso, conectaron desde los afectos, desde el diálogo y los anhelos compartidos, tal como lo señalaron ayer.
Pertinente es compartir algunas apreciaciones de las personas que, desde diversos espacios, han expresado el impacto producido por “La chica del viento”: “Hemos disfrutado de una noche diferente, hemos conocido una gran artista y nos hemos deleitado con este trabajo valiosísimo por la forma en que lo has realizado”. “Hay unos personajes de quienes te enamoras en diez segundos”. “Me faltan las palabras para describir a Cathy Claret, la chica del viento, qué descubrimiento de mujer”. “Una película que exhibe a Cathy Claret de protagonista, con su hermosura, su sorpresiva música, su entorno, su mundo mágico, sus misterios, ya de por sí, merece la pena”.
Sin lugar a dudas, todo encaja a nivel narrativo y se pone de manifiesto que, tras la cámara vibra una humana que sabe cómo poner la técnica al servicio del arte, con recursos increíbles y originales, que juega con los planos y el enfoque, con una difuminación que comunica añoranza y vitalidad, con una fotografía genial, con blancos y negros que enfatizan y evitan distraerte, donde la imagen danza con la música.
Es un viaje del disfrute, el deleite y la firme convicción por la música hecha vida, de la voluntad, la persistencia y la energía sinérgica del pueblo gitano, la familia y las amistades de diversas ciudades, barrios y pueblos, la Sierra de Collserola, Grácia, Londres, Nimes, Montpellier, Japón, donde se interseccionan saberes, emociones y sentires desde la diversidad y que Fabiola Llanos, ciudadana del mundo, nacida en Chile y catalana de corazón, sabe capturar desde su capacidad audiovisual y su experiencia de vida.
Tal como está narrada, “La chica del viento” es una película documental que podría durar más horas y seguiría captando el interés, porque como arte de magia olvidas que hay una cámara entre la protagonista y tú, y sientes a Cathy Claret en su pura esencia, donde inevitablemente conecta con nuestros sentidos y donde la interseccionalidad se enciende.
Debat en l’estrena del documental “La chica del viento”. (Fotos Tona Gusi)