Fotos de: www.annacorbella.com
La vida es riesgo, aventura, buscar tus límites y, además, disfrutar haciéndolo. Y si no que se lo pregunten a Anna Corbella. Está participando en la Barcelona World Race, la única regata a vela, con dos tripulantes, con el objetivo es dar la vuelta al mundo sin escala, pasando por todos los océanos. 90 días a bordo del Gaes Centros Auditivos, un barco de 18 metros de eslora, con un mástil de 25 metros. Una embarcación de la Clase IMOCA Open 60, con lo último en innovación i tecnología.
Es una de las pruebas deportivas más extremas. Tres meses sin tocar tierra, sin comodidades, con frío y cansancio, con olas gigantes, océanos salvajes y borrascas interminables. Pero también es una aventura llena de adrenalina, que le permite romper barreras y cumplir sueños. Dice Anna durante la travesía: “He disfrutado mucho de ver todo aquello de lo que tanto me habían hablado, por fin las condiciones del sur, las olas gigantes, el viento de popa, el ruido, el cielo, como pasan las olas por encima, era la primera vez que sentía esta experiencia”.
Anna ya sabe lo que es ser una mujer pionera. En 2009 acabó la Transat 6,50, una mítica regata transoceánica en solitario. Era su primer gran reto y se convirtió en la primera regatista española en conseguirlo. Ahora con la Barcelona World Race quiere dar un paso más y demostrar que es posible competir en igualdad de condiciones con el mismo barco que sus compañeros barones.
Esta vez compite en la Barcelona World Race con una compañera de lujo, Dee Caffari. La única mujer que ha dado la vuelta al mundo en solitario y sin escalas en los dos sentidos: de este a oeste y oeste a este. Una gesta al alcance de muy pocos. Juntas quieren convertirse en la primera tripulación femenina que acaba la regata.
Conseguirlo no está al alcance de todos. Hay que tener conocimientos de todo tipo. De vela, para navegar en condiciones extremas. De meteorología, para saber qué les depara el mar y la naturaleza. De mecánica, para arreglar averías. De informática, para utilizar los sistemas del barco. De telecomunicaciones, para estar siempre en contacto con el mundo. De primeros auxilios, por lo que pueda pasar. El sentido de la orientación tiene que estar siempre activado. La preparación física es clave y la psicológica también, siempre a prueba de bombas para superar situaciones límite y seguir con la aventura. No gana el más fuerte sino el que más pericia demuestra en condiciones extremas.
A entusiasmo y valentía no les gana nadie y acabar será todo un éxito. La Secretaría de Estado de Igualdad, Bibiana Aído, asegura: “Su ejemplo es, además, un modelo que promueve una mayor participación y una mejor representación de las mujeres en el ámbito del deporte y nos hace caminar hacia una sociedad más moderna. El deporte es un elemento vertebrador que potencia la cohesión, el compañerismo y la capacidad de superación y sin duda también resulta positivo en el avance de la igualdad entre mujeres y hombres”.
Seguro que a finales de marzo las tenemos de vuelta entrando por la meta de Barcelona.