Per Montse Fernandez Garrido. Abogada
En el mundo entero se conoce el cuadro de Pablo Picasso titulado Guernica y por ende, la terrible historia que allí sucedió en la Guerra Civil española, ciudad bombardeada y destruida por el franquismo, con ayuda del fascismo y el nazismo. Pero pocas personas saben que el cuadro era la representación de otra destrucción, y que el pintor cambio el nombre por interés.
La Desbandá es también una masacre, un genocidio silenciado luego, con quince veces más muertos que en Guernica, genocidio que sucedió del 7 al 14 de febrero de 1937, en una carretera, la N340, de Málaga a Almería, donde la población civil que huía recibió una lluvia de proyectiles y bombas.
La Desbandá, un genocidio silenciado de la guerra civil, ocurrido entre Málaga y Almería. Una historia que merece ser conocida y difundida. Foto de Hazen Sise
Cuando las tropas franquistas, comandadas por el sanguinario militar Queipo de Llano entraron en Málaga, éste anunció por radio sus macabras intenciones: no dejar vivo ni a un republicano ni rojo, y violar a las mujeres para que sus hombres demostraran la virilidad de sus tropas frente a lo que ellas conocían, a los “milicianos maricones”, unas trescientas mil personas, presas del pánico, salieron huyendo de Málaga: mujeres con sus hijos, ancianos y enfermos. Los hombres válidos estaban todos en el frente. La idea que los empujaba: Ir a pie desde Málaga, pasando por Granada y llegando a Almería donde estaban las tropas republicanas. En total 260 kms.
La marcha iba por la carretera y la marea humana fue continuamente bombardeada por tierra, mar y aire (por franquistas, fascistas italianos y nazis alemanes). Estos últimos bromeaban entre ellos diciendo que la marea tenía prisa y ellos les ayudaban a avanzar…
Fallecieron, asesinadas, más de cinco mil personas. Otras se suicidaron y algunas se ahogaron al intentar pasar el río Guadalfeo. Allí niños y niñas murieron o perdieron a sus familiares y lloraban aterrorizados.
Foto de Hazen Sise
Fue testigo principal de ese genocidio, el doctor Norman Bethune, médico canadiense, autor de un diario que explicaba la tragedia humana que iba conociendo por el camino. Dejó escrito, por ejemplo: “Se aproximaba a nosotros un hombre que llevaba un burro atado por una cuerda, arrastraba los pies, con un niño atado a la espalda, en mantón. Al burro lo coronaba un colchón, ollas y sartenes, un par de botas, mantas y una jarra de agua. Un niño se colgaba del rabo del burro. Detrás iba una mujer con un crío en brazos y tras ella, un anciano renqueante con un bastón, arrastrando a otro niño de la mano.”…“Los refugiados caminaban lenta y pesadamente, agotados, con pies rozando el duro asfalto, muchos descalzos, chorreando sangre, aterrados, sus espaldas caídas, sus bocas colgando abiertas, la mirada en blanco, síntoma del agotamiento absoluto”…
Foto de Hazen Sise
“Su diario se acompañó de desgarradoras fotografías de su amigo y colaborador Hazen Sise. Hoy tenemos aún ese testimonio literario y grafico fundamental para que no se olvide este crimen de guerra contra la población civil indefensa” escribe y difunde en El Independiente de Granada (febrero 2024) el periodista Paco Vigueras, portavoz de la Asociación Granada, Verdad, Justicia y Reparación, gran militante de la Memoria Histórica.
“Eran como sombras deslizándose a ninguna parte… 30 Kms de seres humanos que levantaban una nube de polvo… No se veía la carretera. Estaba todo tan tupido de refugiados, miles y miles, apretados, cayendo unos contra otros, como un enjambre de abejas y como abejas, llenaban la llanura, con el zumbido de sus voces, llantos y gemidos”… El doctor Bethune y su compañero viajaron durante cuatro días y cuatro noches con su ambulancia, trabajando para ayudarles. “Los aviones hacían barridos sobre las cabezas. Bajaban en picado, como si practicaran tiro al blanco. A los bombarderos no les interesaba el puerto, perseguían presas humanas”.
La masacre estuvo a manos de tres almirantes de Franco: Juan Cervera, Francisco Moreno y Salvador Moreno, que siguen enterrados con todos los honores en el Panteón de “Marinos Ilustres”, que es una instalación de la Armada, incumpliendo la Ley de Memoria Democrática.
Caminata desde Granada. Pancarta de mujeres, con el texto Homenaje a las mujeres de la carretera de la muerte
Cada año, desde hace ya dieciocho, organizados por asociaciones memorialistas de las tres ciudades, miles de personas reviven esa espantosa diáspora, perseguida por el monstruo militar. Como en años anteriores, este febrero muchas personas han hecho el recorrido, todo o en parte. Cada día de 18 a 20 kms, llevando una primera pancarta que portan niños y niñas y una segunda por mujeres, donde está escrito “Homenaje a las mujeres de la carretera de la muerte”.
Instituto granadino recibiendo charla sobre La Desbanda
En Málaga, Granada y Almería, también se organizan exposiciones de fotografías, se muestran películas, se organizan debates… y en algunos institutos, menores y chicos y chicas, estudian hoy esta histórica tragedia, este genocidio, realizando diversos e interesantes trabajos sobre ella, preparados por magníficos maestros de centros públicos, que no están dispuestos a que se desconozca o se olvide este genocidio.
El Gobierno acaba de reconocer la carretera de Málaga a Almería, como “Lugar de Memoria Democrática, en recuerdo de La Desbandá”. “Exodo, persecución y masacre de la población civil” (BOE 14.02.2024).
“Recordar es fácil, si se tiene memoria. Olvidar es difícil si se tiene corazón ”, rezaba una pancarta en Tozar (Granada). Hay que conocer y seguir difundiendo la historia del genocidio acaecido también en Andalucía, porque el silencio no debe ganarnos la partida. Porque debemos seguir defendiendo con uñas y dientes la libertad y la verdadera democracia. Y preferentemente difundir las historias más silenciadas, las que han padecido especialmente las mujeres, las olvidadas y ninguneadas en todos los tiempos y lugares.