“Hoy nosotras somos el titular” es uno de los lemas que se escucharon durante la huelga feminista del pasado 8 de marzo. Un Día de la Mujer que fue un verdadero reclamo de los derechos humanos a escala mundial.
Por primera vez desde que tengo uso de razón y, en buena parte también por la difusión que dan las redes sociales, se convocó una huelga feminista en todo el planeta. En concreto, se pidió a las mujeres que no fueran a trabajar, no hicieran las tareas de hogar o las actividades que hacen en su vida diaria. La finalidad era dar un paso atrás, dejar hacer nuestras funciones para que la otra mitad de la sociedad, los hombres, se dieran cuenta del papel clave que tenemos dentro de la humanidad.
En España y Cataluña fueron de los lugares donde la huelga feminista tuvo más repercusión. En concreto, 5,3 millones de trabajadoras y trabajadores se sumaron a ella. Los sindicatos habían convocado paros y, en el caso de Cataluña, tuvieron una trascendencia considerable. En concreto, se sumaron 2,1 millones de personas, es decir, un 80% de las y los profesionales, según cifras de los sindicatos.
Las periodistas, como no podía ser de otro modo, se sumaron a esta reivindicación. Y de una manera espontánea se formó el grupo de Telegram LasPeriodistasParamos, donde se unieron más de 2.300 mujeres de todo el estado español. Consiguientemente, nació su réplica en Cataluña: lesperiodistesfemvaga formado por más de 400 mujeres.
Entre todas consensuaron un manifiesto común con siete derechos claves que todavía no se respetan en la profesión. Algunos de ellos son comunes a más sectores, pero otros son propios del periodismo. En este sentido, entre los reclamos más relevantes están combatir la brecha salarial y el techo de cristal, ya que hay muy pocas mujeres directivas en las redacciones, a pesar de que empezamos a ser mayoría. Además, esto también hace que las mujeres no escojan ni las noticias ni los titulares. Por tanto, se reclama que haya una mirada más femenina en los medios y que ello se traduzca en que las mujeres también sean partícipes en la elaboración de las portadas o de los titulares.
También, se quiere potenciar que haya más mujeres opinadores en las tertulias o debates radiofónicos, así como en los artículos de opinión. Según un estudio de la iniciativa On Son les Dones del verano de 2017, el sexo femenino sólo tiene presencia en un promedio del 30% de los artículos de opinión, tertulias o debates que se dan en Cataluña. También se quiso poner de relieve el acoso sexual que sufren las mujeres por parte de sus compañeros de profesión o incluso las fuentes.
Asimismo, pedían que existiera una corresponsabilidad y cuidados compartidos entre ambos sexos a la vez que las empresas también lo permitieran, ya que las políticas de conciliación familiar, normalmente, sólo las acaban disponiendo las mujeres. Además, se puso de manifiesto que las mujeres tienen trabajos más precarios.
Por todo ello, las periodistas decidieron ir a la huelga y convocar un acto a las 12:00 horas en los jardines de Montserrat Roig. Una congregación con una gran asistencia. En concreto, según las organizadoras, acudieron alrededor de medio millar de personas, principalmente mujeres; pero también algunos de sus compañeros, hombres, que les quisieron dar todo su apoyo.
Vestidas de negro, con lazos lilas, un brazalete (también lila) con la palabra prensa escrita, las congregadas reclamaron los derechos que se les vulnera aún en muchas redacciones de este país.
A las 12:30 se hizo la lectura del texto “Somos una Ganga” que compuso la escritora Montserrat Roig en los años noventa a raíz de un anuncio de colonia. Un momento emocionante, ya que su hermana y periodista, Carmina Roig, puso la voz. “¡Ahora, las mujeres no debemos ser feas a la fuerza si somos inteligentes! Porque somos lo que sigue: decididas, sensuales, independientes, cultas, urbanas, fuertes, encantadoras, inteligentes y, sobre todo, mucho y muy femeninas “, leía Roig.
Después, un grupo de periodistas, cada una de una plataforma diferente, protagonizaron la lectura del manifiesto. Las encargadas fueron MònicaTerribas, en representación de las periodistas de radio; Anna Bonet (televisión), Sara González (digitales), Roser Vilallonga (fotoperiodistas), Esperanza Escribano (freelance), Eli Borredà (gabinetes de prensa), aisí como Odei A. Etxearte y Cristina Claverol, en representación de El Punt Avui y el Periodico, respectivamente. Con estas dos voces finales también se quiso dar el apoyo a los periodistas de estos dos rotativos, inmersos en Expedientes de Regulación de Empleo (ERE).
En bloque y con una pancarta con el lema las #lesperiodistesfemvaga, las trabajadoras de los medios de comunicación se unieron a la manifestación que comenzó a las 18:30 de la tarde. Una iniciativa que fue un éxito. Esto ya se percibía en el mismo momento, ya que no se podía avanzar. De hecho, una hora y media después, las periodistas que acudieron a la manifestación seguían el mismo lugar sin poder moverse porque el Paseo de Gracia estaba colapsado. Unas 300.000 personas se congregaron para pedir una sociedad igualitaria. Bajo los lemas “Los medios serán siempre nuestros”; “Viva, viva, viva, los medios feministas”; o “hoy nosotras somos el titular”, las periodistas hicieron oír sus voces, que se apagaron en las redacciones.
Y es que este sector es uno de los que más trabajadoras se sumaron a la huelga. Esto llevó a que en los micrófonos, prácticamente, sólo se escucharan hombres o que programas como Tot es mou de TV3 suspendiera su emisión porque como reconocieron sus presentadores (hombres): sin ellas no se puede hacer programa.
Nuevas acciones
En definitiva, un día que a muchas mujeres se les puso la piel de gallina, pero al mismo tiempo fue un revulsivo para la lucha feminista, ya que en muchas mentes quedó la sensación de que todo este esfuerzo no se podía quedar en sólo un día.
En el caso de las periodistas lo han canalizado este finde semana en el Twitter. Bajo los hastags #prouperiodismesexista y #stopperiodismesexista han comenzado una batalla en la red social del pajarito para denunciar situaciones sexistas en las que se han visto implicadas mientras ejercían su profesión.
Un paso más para dar a conocer la realidad de muchas mujeres, ahora sólo falta que esto se traduzca en acciones que sirvan para construir una sociedad más igualitaria de verdad.