lunes 20 octubre 2025

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Entrevista a Jasbir K. Puar: Algunas de nuestras peores enemigas son queer

Por *Ira Hibris | Paula Serna, Viento Sur

Jasbir K. Puar es una teórica queer estadounidense. Precursora del término homonacionalismo, ha mostrado que desde la academia se puede contribuir a plantar cara a las estrategias estatales de dominación. Entre sus principales obras se encuentra Ensamblajes terroristas: El homonacionalismo en tiempos queer (2017) y El derecho a mutilar (2022).

Durante octubre de 2024 Jasbir K. Puar ha recorrido diversas ciudades de la geografía del Estado español, entre ellas, la Universidad de Valladolid en el marco del Congreso académico de estudios LGBTIQA+ Maricorners, en el que la profesora Puar fue la invitada a dar la conferencia plenaria bajo el nombre Queers for genocide –Queers por el genocidio–. Hacer esta entrevista en una universidad, en este caso en la facultad de Filosofía y Letras de Valladolid, en cuyo hall se llevaron a cabo asambleas en apoyo a Palestina, supone tener en mente las imágenes de las acampadas estudiantiles que se constituían a lo ancho del Estado español y no olvidar la contradicción que supone que las mismas instituciones que mantienen intactas sus relaciones con empresas que financian el genocidio alberguen ponencias como la de Jasbir K. Puar.

Paula Serna e Ira Hybris: Queríamos comenzar hablando de las acampadas de estudiantes y jóvenes internacionalistas en solidaridad con Palestina que han surgido a lo largo del mundo y que, aquí, en el Estado español, demostraron un claro liderazgo queer, pues la militancia LGTBIAQ jugó un papel central en la logística y elaboración política del movimiento. Tal vez deseas comentar algo sobre esta relación entre la autoorganización queer y la solidaridad con el pueblo Palestino, especialmente teniendo en cuenta que el Estado sionista de Israel siempre ha instrumentalizado nuestras vidas como parte de su proyecto colonial e imperialista.

Jasbir K. Puar: Sí, es hermoso ver cómo ha evolucionado la organización queer en torno a Palestina. La crítica al pinkwashing, que tuvo su origen hace unos 15 años, surgió de les militantes libaneses en 2006, que partían de pensar en la identidad queer como una conversación con les palestines queer y, por lo tanto, la organización estaba en gran medida basada en la identidad. Sin embargo, en los últimos 15 años hemos visto la expansión de esa militancia más allá del tipo de identificación con otres queers para convertirse en una fuerza importante en la organización de la izquierda en general; particularmente en la organización de la izquierda radical, porque son espacios que realmente necesitan la atención que les militantes queer y trans brindan a las cuestiones de la sexualidad queer, especialmente cuando estas identidades se convierten en un arma por parte del Estado de Israel.

Las acampadas de palestina son una suerte de movilización masiva en las comunidades LGBTIQ porque la crítica al pinkwashing se ha vuelto común. Ha habido tanta educación política, particularmente por parte de les palestines queer, sobre este uso pernicioso y esta retórica del pinkwashing que cada vez más queer se involucran en la lucha por Palestina. Sin embargo, también creo que el discurso del pinkwashing ya no tiene la misma fuerza que antes, pues es conocida la forma en que el Estado, y no sólo de Israel, sino muchos Estados, despliegan y convierten, muy cínicamente, en sus armas categorías de identidad para encubrir la violencia.

P. S. e I. H.: Justo al contrario, has titulado tu conferencia Queers for Genocide, que es un título realmente brillante y evocador. Pero tal vez puedas decirnos qué provocación bucas con esto, ¿qué intentas transmitir con esta consigna?

J. K. P.: Cuando le doy este título a militantes, la gente se pone muy inquieta y pregunta: ¿qué quieres decir con Queers por el genocidio? Creo que lo que estoy tratando de hacer en realidad no es en absoluto invisibilizar a las personas queer que luchan contra el genocidio (de hecho quiero honrar ese trabajo), sino decir algo sobre cómo creo que todavía miramos a las personas queer israelíes y el Ejército como pinkwashers, y no creo que lo sean, creo que son genocidas a secas.

Por eso quiero establecer una especie de conexión entre el pinkwashing como ideología liberal que utiliza los derechos LGTBI y, por otro lado, lo que está sucediendo ahora, que no es liberal en absoluto, es genocida y fascista. Cuando miramos a los soldados israelíes que son queer, que manifiestan una especie de retórica de lavado rosa, podemos notarlo. Y podemos notar que todavía hay personas que caen en esa trampa. Pero también podemos señalar que se ha superado con creces el discurso del pinkwashing. Es una posición genocida y brutalmente cruel que consiste en poder actuar violentamente con impunidad, y eso es algo más que simplemente pinkwashing. A mi entender, excede el uso algunos de estos términos como pinkwashing, homocapitalismo u homonacionalismo.

P. S. e I. H.: Esta afirmación nos recuerda a la idea de Sophie Lewis cuando dice que “algunas de mis peores enemigas son feministas”.

J. K. P.: Tenemos que reconocer que queer no es una identidad pura y que no hay una posición política pura en esto. En línea con Sophie Lewis, no hablamos del feminismo en términos de malas y buenas feministas, pero hay un rango en el que el feminismo inspira una variedad de posiciones, las cuales no son todas anticapitalistas o antiimperialistas. Lo mismo sucede con las personas queer, tenemos que aceptar que estos son nuestres compañeres de cama y qué vamos a hacer al respecto.

P. S. e I. H.: Mencionaste que, de alguna manera, la situación actual ha superado el homonacionalismo, que es este término que conceptualizaste para explicar cómo el aparato estatal liberal instrumentaliza los derechos LGBTI para ejercer el poder imperial. Ahora podemos ver que hay una tensión entre ese homonacionalismo y lo que nuestro camarada Peter Drucker llama heteronacionalismo, en medio de una creciente fascistización del Estado, y cómo la visión autoritaria está propiciando un giro reaccionario en la política. Si quieres, háblanos más sobre esta dialéctica entre una reacción contra lo queer y las cuestiones feministas, al tiempo que estas mismas son convertidas en armas imperialistas.

J. K. P.: Ahora el homonacionalismo se ha convertido en el territorio de las estructuras de gobierno global, sigue siendo el léxico de la gobernanza liberal, como muestran el FMI y el Banco Mundial. Rahul Rao también escribe sobre esto en términos de homocapitalismo. Como siguen siendo instrumentos liberales de gobierno global, todavía están comprometidos, aunque no sabemos por cuánto tiempo, a defender ese tipo de discurso civilizatorio de inclusión, tolerancia, diversidad… Así que todavía hay muchos ejemplos de homonacionalismo en estas estructuras globales de gobernanza. Al mismo tiempo, dichas estructuras permiten que todos estos gobiernos autoritarios y fascistas utilicen una retórica antitrans y antiqueer para reforzar su control. Y esto conlleva en gran medida un retorno a la familia heteronormativa o un refuerzo de la misma.

El nacionalismo heteronormativo es un concepto muy antiguo del pensamiento feminista transnacional de los años 90, así que no hay nada nuevo en eso. Creo que lo interesante es que el tipo de movimientos antitrans, antiqueer y TERF que se dicen contra lo que denominan ideología de género, en realidad son fundamentales para la forma en que el fascismo está ganando popularidad.

Muchas personas que teorizan sobre el fascismo todavía ven este tipo de discursos en torno al género y la sexualidad como un epifenómeno cuando, al final, la regulación sexual y de género y la pureza racial son centrales en las teorías fascistas. No hay nada epifenoménico en los movimientos antitrans y antiqueer y de ideología antigénero contemporáneos, pues son centrales a la forma en que funciona el fascismo.

P. S. e I. H.: En estos tiempos de crisis hemos visto un cambio realmente importante en la forma en la que les camaradas queer nos organizamos de la mano de una contestación a la política liberal. En este escenario hemos visto el florecimiento de nuevos análisis y praxis en torno a teorías marxistas queer y trans. Y querríamos saber qué piensas o cómo estás percibiendo esta eclosión del marxismo queer a nivel internacional.

J. K. P.: Sí, es algo hermoso. Creo que se trata de un reconocimiento para aquellas autoras que, ya desde los 80, gestaron una versión del marxismo queer, como Gayle Rubin, Rosemary Hennessy u otras pensadoras materialistas. Quien escribe más bellamente sobre esto es Patrice Lumumba, que sostiene que nunca ha habido realmente una división en torno a lo queer y el marxismo, que esta tuvo que ser producida.

Por otro lado, esta investigación marxista queer que está surgiendo actualmente tiene mucho que ver con asegurarse de que la raza tenga el lugar que se merece en nuestra investigación. Se trata de trabajos que prestan mucha atención a los análisis geopolíticos y a la comprensión de la producción de la racialización.

P. S. e I. H.: Cuando hablamos de Palestina siempre pensamos en lo queer, en el homonacionalismo, en la raza…, pero el capacitismo suele quedar fuera de esta ecuación. Así que si pudieras explicarnos por qué es tan importante hablar también de esta cuestión al abordar la forma que toma la biopolítica en Israel, lo que en tu último libro has llamado derecho a mutilar…

J. K. P.: Lo que estamos presenciando ahora mismo es la primera mutilación masiva televisada de la historia, y creo que esto va a tener profundas implicaciones en la forma en que pensamos acerca de la discapacidad, así como en la forma en que empezamos a pensar cada vez más en términos de debilitación. La discapacidad es una política de minorías. Trata de personas que no son normativas. Pero la debilidad es una comprensión de la masificación del daño, es una política endémica. No es una política de identidad. Comprende la incapacidad de cohesionar el daño en un cierto tipo de narrativa o en un cierto tipo de cuerpo. Aunque, por supuesto, podamos desconfiar de sus cifras, la ONU tiene varias estadísticas que han señalado que en 2050 puede haber hasta un 20-25% del mundo descapacitado. Pero también sabemos que una parte desproporcionada de esa discapacidad se da tanto en el Sur global como en las comunidades marginalizadas del Norte global.

Acabada nuestra entrevista procedemos a escuchar la ponencia plenaria de Jasbir en la que pronunció la siguiente frase con la que queremos dar cierre a esta entrevista: “Cuando nos preguntamos si el Estado de Israel tiene derecho a existir, lo que realmente deberíamos preguntarnos es: ¿Qué Estado tiene realmente el derecho a existir?”

*Ira Hibris, militante transfeminista y pensadora comunista queer del Estado español. Ha coordinado la antología Las degeneradas trans acaban con la familia (Kaótica, 2022).

*Paula Serna, socióloga, forma parte de la junta directiva de Maricorners, Congreso académico de Estudios LGTBIQA+. Ha escrito en diversos medios sobre envejecimiento con perspectiva de género.

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