Tess Asplund en las noticias
Se ha vuelto una heroína en la red por su valentía. Una mujer sueca de origen colombiana, menuda y morena, que ha enfrentado con el puño levantado a un grupo de 300 neonazis en una manifestación contra la inmigración, autorizada en Borlange, una pequeña ciudad al norte de Estocolmo, el pasado primero de mayo.
“Eres magnifica”, la apreció entre otros la escritora J.K Rowling, autora de Harry Potter.
Como ha contado en numerosas entrevistas a los medios, María Teresa (Tess) Asplund, sintió una rabia improvisa al oír los eslóganes racistas gritados por los manifestantes y, antes de pensar en los riesgos que iba a enfrentar, se plantó frente a la manifestación que avanzaba, mirando a los ojos de los primeros hombres de camisa blanca y corbata verde, que iban al frente de la manifestación.
Mientras ella levantaba el puño, en homenaje a Nelson Mandela, se encontró por unos segundos con las miradas de odio de ellos, frente a la mirada de desafío de ella. Cuando un hombre de la fila sucesiva avanzó para hostilizarla, intervino la policía a defenderla. “En los ojos de estos hombres vi lo peor de Europa”, relató a los periódicos.
Tess Asplund, nacida en Cali hace 42 años y adoptada a los pocos meses por una familia sueca, sueña algún día viajar a Colombia y conocer su madre biológica. Desde hace 26 años trabaja como activista contra el racismo y en apoyo a los refugiados y ha recibido alguna vez amenazas e insultos, pero no imaginaba haber hecho nada extraordinario en la manifestación sino fuera por las foto que dieron vuelta al mundo, difundidas por el reporter de “Expo” (la revista fundada por Stieg Larsson, el autor de Millenium), que la retrató en su gesto de desafío.
Como el mismo Larsson contaba en su famosa trilogía, también en el pulcro y democrático Norte de Europa, como Suecia, Noruega y Finlandia con sus ejemplares estados sociales, existen núcleos duros de racistas. Estos amplifican en la Red el miedo y desasosiego que vive parte de la población frente a una inmigración “tumultuosa” (los pedidos de asilo en 2015 llegaron a ser 150.000 en un país de 10 millones de habitantes como Suecia), transformándolos en odio y apostando al rechazo total de los extranjeros.
Distintas publicaciones destacaron la valentía de Tess Asplund.
En el caso del Movimiento de Resistencia Nórdica (el sueco NRM) al odio contra los inmigrantes se agrega a la hostilidad primaria contra los judíos, dueños de medios de comunicación y bancos, considerados los responsables de la política laxa hacia “los musulmanes que destruirán Europa”.
En este momento, los partidos nacionalistas de varios países europeos, desde Alba Dorada en Grecia, al Front National en Francia, al Jobbik de Hungría o el FPO de Austria, que han encontrado en los inmigrantes que huyen de guerras y hambre los perfectos chivos expiatorios de una crisis política y económica global. Estos partidos están aumentando su presencia en los parlamentos, incluido el Europarlamento, y obligando los gobiernos a escucharles para no perder votos. Así, por ejemplo Angela Merkel renunció a su política de puertas abiertas a los refugiados e impulsó un vergonzoso pacto de “recolocamiento” de prófugos en Turquía, que vulnera el derecho internacional.
“Dónde te has ido, Europa?” (¿Cómo has podido perder tus valores de solidaridad social, sobre los que te fundaste?), exclamó recientemente papa Francisco, al recibir el premio europeo dedicado a Carlos Magno.
Tess Asplund, que es hija de una madre adolescente y pobre de Cali que tuvo que darla en adopción a una familia sueca, ha podido conocer esta solidaridad y quiere defenderla a toda costa. “No se puede regresar atrás en la historia, en los tiempos de la esclavitud, de los pogroms, de los lagers”, afirma.
“Se puede solo ir adelante, dando tumbos quizás, pues el camino no es fácil. Pero hay esperanza. Tenemos que recuperar la memoria histórica, dando a los chicos información sobre el pasado de muchos pueblos de Europa, que salieron de la pobreza emigrando. Ningún ser humano es ilegal, que lo tengamos bien claro. De otra forma, un día podríamos despertarnos en una Europa totalitaria, y será demasiado tarde”.