Tener información y estadísticas, hacer visible la necesidad y fundamentalmente asignar recursos de manera efectiva, con seguimiento y evaluación, además de comprometer al sector público y privado y oír a la sociedad civil y sus organizaciones, son algunas de las estrategias planteadas en CSW59 Beijing+20 para hacer frente a la desigualdad de género global.
En la sesión titulada “Los recursos para la igualdad de género: buenas prácticas y estrategias de acción, el camino a seguir”, del 59 periodo de sesiones de Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, realizada en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, se puso sobre la mesa las insuficientes, parciales y puntuales acciones realizadas en los últimos años para reducir las diferencias que, en relación a los varones, afectan negativamente a las mujeres y niñas en el planeta.
Hay dinero, es cuestión de que los estados asuman que existe esta desigualdad y la injusticia contra las mujeres y definan que éstas se debe eliminar o al menos reducir, se dijo en la mesa, lo que conlleva, se agregó en las exposiciones, un cambio de sistema. Algunas estrategias son posibles y el panel de personas invitadas las planteó.
La mesa fue presidida por Mohamed Elbahi (Sudán), vicepresidente de la Comisión, y moderada por Aruna Rao, directora ejecutiva de Género en el Trabajo. El panel estuvo integrado por expertas y expertos de diversos países: Diane Elson, profesora emérita de sociología en la Universidad de Essex, especialista en género y desarrollo en ciencias sociales; Mohamed Chafiki, director de estudios y previsiones financieras en el Ministerio de Economía y Finanzas de Marruecos; Lydia Alpízar Durán, directora ejecutiva de la Asociación para los Derechos de la Mujer y el Desarrollo de Costa Rica; y Patti O’Neill, jefa interina de asociaciones y políticas globales de división en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Durante una de las jornadas del 59 periodo de sesiones de Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer
Brecha de género e impuestos
No existe un solo país en el mundo en que se haya eliminado la brecha de género, a pesar de los esfuerzos realizados, dijo Aruna Rao al inaugurar la sesión y llamó a que exista un compromiso serio y a que se canalicen los recursos necesarios para reducir esta desigualdad y para empoderar a las mujeres.
Diane Elson afirmó que en el mundo el dinero existe para lograr cambios radicales a favor de las mujeres y que lo que hace falta es la definición de cómo repartirlo.
Se ha estimado que se requiere aproximadamente 73,2 mil millones de dólares para que en este 2015 sea posible esta reducción de desigualdades de género; sin embargo, no han sido destinados.
Para Elson, es posible obtener recursos para financiar la igualdad de género y una fuente pueden ser los impuestos evadidos de riqueza en paraísos fiscales, que en Estados Unidos representa tres billones de dólares al año; así como por ventajas que países en desarrollo ofrecen a inversiones privadas y que provocan pérdidas por 138 mil millones anuales por impuestos.
Las empresas deben participar en el logro de la igualdad de género y los estados, a través de sus ministerios de Hacienda, deben influir para ello, además de presupuestar recursos hacia la justicia para las mujeres, dijo.
En algunas de las sesiones hubo llenos completos y participación
Presupuestos de género
La intervención de Mohamed Chafiki estuvo enfocada en señalar la necesidad de que las políticas de género se encuentren de manera transversal en todas las actividades y, por lo tanto, en su presupuesto.
Se fijó como meta que los países hagan una asignación de un 7% presupuestario para atender este tema; sin embargo, explicó, sólo se ha llegado a un 3% y así, sin recursos, no es posible atender la desigualdad.
Añadió que generalmente los asuntos que atañen a las mujeres suelen concentrarse en las áreas de salud y educación, cuando se trata de resolver desde un punto de vista multisectorial y con presupuestos eficaces que “den en la diana” de las necesidades de las mujeres.
Se trata, dijo, de aplicar un modelo de desarrollo más abierto e inclusivo, que tome en cuenta a la humanidad en su totalidad.
Entre las distintas delegaciones, las de las africanas las más numerosas y auténticas
Cambio de modelo
Lydia Alpízar Durán se refirió a la necesidad de un cambio de modelo para dar cumplimiento de compromisos, hacer un seguimiento de los acuerdos en esta materia, algo que actualmente, señaló, es difícil ya que no se cuenta con los datos necesarios.
La falta de recursos para atender las políticas relacionadas con la mujer y las niñas son evidentes, inclusive en las Naciones Unidas, donde se realizaron las sesiones, ya que ONU Mujeres tiene un presupuesto mucho menor que otros temas.
El modelo de desarrollo se basa en la explotación de la mujer, en su trabajo no remunerado, y modificar eso significa un cambio de sistema, dijo. Hay una tendencia a explicar la necesidad y es bueno mostrarla, pero eso no basta, añadió, ya que el objetivo final debería ser proteger todos los derechos.
Marcó la importancia de contar con información que visibilice las necesidades, cosa que no se hace, a fin de poder presupuestarlas. Parte de ese presupuesto debe, añadió, estar destinado a los movimientos de mujeres que trabajan por la igualdad desde la sociedad civil.
Actuar ya
Para Patti O’Neill, los compromisos que se asumen deben ser acompañados por su financiación y para ello deben estar comprometidos gobiernos, empresas y sociedad civil, a fin de asignar presupuestos, cumplir con responsabilidades y asegurar el gasto adecuado ya que la reducción de la desigualdad de género no se logrará sin la participación de todos los actores.
Señaló que, por ejemplo, en ese momento, en la sesión, se encontraban muchos agentes y representantes de países y que era posible dar pasos para actuar desde la ONU, “hemos esperado demasiado, tenemos que poder hacerlo”.
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