Ciudadanas y ciudadanos españoles, junto a los de Rumanía y Bulgaria se encuentran entre la población migrante más expulsada de Bélgica en 2012 y 2013.
Según la Secretaria de Estado de Asilo e Inmigración de este país es porque son una carga excesiva para el sistema social y porque no responden a las condiciones para poder residir en el país (es decir, no contar con un contrato de trabajo ni seguir como autónomo, no tener derecho al paro, o haber dejado de ser estudiante). Esta situación evidencia que en los últimos años ha aumentado en Bélgica el número de expulsiones de personas europeas. En el 2013 fueron 2.700 expulsiones, de las cuales 323 eran de nacionalidad española.