“Anna Politkovskaya fue la persona más valiente que he conocido. Ella siempre estaba en las calles hablando con la gente, documentando el horror de la guerra en Chechenia y eso la puso en el punto de mira”, dice Elena Milashina, periodista del diario ruso, Novaya Gazeta.
“Han pasado cinco años desde su muerte y de lo único que tenemos certeza después de todo este tiempo, es que las fuerzas de seguridad de Rusia sabían que eso iba a pasar y no hicieron nada por evitarlo”, agrega Milashina refiriéndose al asesinato de su amiga y colega, un acto criminal perpetrado el 7 de octubre de 2006 y que conmocionó a la prensa del mundo entero ya que respondió, sin duda, a las revelaciones periodísticas de Politkovskaya sobre el horror y el genocidio perpetrado en Chechenia.
Milashina, acompañada del escritor Carles Torner, fue la invitada principal del acto en memoria de Anna Politkovskaya realizado el pasado martes en la sede del Colegio de Periodistas de Cataluña, y que fue organizado por el PEN Catalán, la Lliga dels Drets del Pobles, Vilaweb y la Sicom.
En esta reunión Elena Milashina enfatizó que han transcurrido cinco años de impunidad, aunque para ella el dolor podría remitirse hasta el año 2000, ya que desde esa fecha son cinco las y los periodistas de la Novaya Gazeta, incluida Politkovskaya, que han muerto como consecuencia de su labor informativa.
En busca de la verdad
Milashina manifestó que en la Rusia actual es muy difícil ejercer el trabajo periodístico y que existen muy pocos medios de comunicación libres y que se atreven a confrontar al gobierno y a sus aliados. En ese sentido, no tiene pelos en la lengua a la hora de calificar al primer ministro checheno, Ramzán Kadýrov, de ignorante y además lo responsabiliza de la xenofobia y de los abusos que se comenten actualmente en contra de la población.
“Los chechenos tienen una vida muy dura dentro de Rusia. La xenofobia nos llevará a la ruina ya que es muy peligroso que se desprecie a la gente por su origen y rasgos. Las mujeres también padecen bajo la ignorancia de Kadýrov, ya que no es casual que las golpeen si no están vestidas correctamente o si llevan el cabello descubierto”, manifestó Milashina.
“¿Quién es la persona que tiene toda la responsabilidad del crimen de Anna y de otros asesinatos? Ese es Vladimir Putin. En Rusia se ejerce una impunidad selectiva”, agregó la periodista rusa.
En su turno, Carles Torner recordó que fue en la misma sede del Colegio de Periodistas, en el año 2002, cuando la propia Anna Politkovskaya llamó “asesino” al actual presidente del gobierno ruso.
“Nos hemos reunido aquí no sólo para lamentar la ausencia de Anna, sino también para pedir que su asesinato no quede impune”, añadió Torner.
Finalmente Elena Milashina señaló que la mejor forma de mantener viva la memoria de Anna Politkovskaya era buscando la verdad y exponiendo a los criminales de su país.
Con la muerte en los talones
Durante sus últimos años de vida, Anna Politkovskaya recibió innumerables amenazas que la obligaron en más de una ocasión a salir de Rusia, tal como ocurrió en 2001, cuando se refugió en Viena tras recibir correos electrónicos que le advertían que iban a por ella.
En el año 2004, en una entrevista concedida a la BBC, Politkovskaya manifestó que conocía el riesgo que estaba corriendo por hacer su trabajo, sobre todo al intentar poner en evidencia a los genocidas que dirigían durante las dos guerras en Chechenia, pero aún así tenía claro que “su deber era continuar haciéndolo”.
Otro de los temas al que se abocó la periodista fue investigar la vida y las relaciones de poder de Vladimir Putin, lo que quedó perennizado en una serie de libros entre los que destacan La Rusia de Putin.
Anna Politkovskaya fue reconocida en vida con diversos galardones a su trabajo periodístico como el Premio PEN USA Libertad de Expresión (2002), el Premio Vásquez Montalbán de Periodismo Internacional (2004), y póstumamente le fue entregado el Premio Unesco-Guillermo Cano de Libertad de Prensa, en 2007.
