Esta es la opinión que tiene la directora egipcia sobre las revueltas de la plaza Tahrir. La cineasta clausuró la V edición del Festival de cine árabe y mediterráneo con el documental ‘Prohibido’, un análisis de la situación en Egipto justo antes de que estallara la revolución árabe
Prohibido: besuquearse en la vía pública, manifestarse, ir a visitar una amiga.
En Egipto hay tantas normas que es fácil que un ciudadano o ciudadana al concluir una día cualquiera se haya saltado unas cuántas de ellas sin darse cuenta, ya sean escritas o bien regidas por el mismo control social. Con el documental Prohibido de Amal Ramsis, la cineasta nos muestra las prohibiciones del país, centrándose con El Cairo, ciudad la cual un testigo describe su fisonomía como “una de las ciudades con más rejas que he visto nunca”. Ramsis pretende denunciar como con tantas prohibiciones los egipcios y las egipcias “llegan a autocensurarse”. El mismo trabajo es fruto de la clandestinidad, puesto que la realizadora se saltó la norma que prohíbe rodar en la calle sin la autorización del Gobierno. En Egipto “se viven situaciones inverosímiles y rocambolescos cómo que los egipcios y las egipcias no podemos filmar en la calle, pero los turistas sí. Por eso me vi obligada a disfrazarme de extranjera”, confesó la directora durante la clausura de la V edición del Festival de cine árabe y mediterráneo.
Personajes como una bloguera, una cineasta y dos periodistas, no tienen miedo de salir a un documental y expresar su disconformidad con el Gobierno del expresidente Hosni Mubarak. Eran tres meses antes de la revolución árabe en qué “en la calle se respiraba mucha tensión”. Justamente el mismo día que los egipcios y las egipcias se congregaron en la plaza Tahrir, Ramsis estaba viendo el trabajo final del documental. “Me llamaban amigos para que bajara a la plaza pero yo quería ver como había quedado el trabajo. Recibí un alud de llamadas y me di cuenta que la población había dicho bastante y que se estaba volcando en la calle”. Finalmente decidió bajar y comprobar como la plaza era a a tope con:”Niños, mujeres, personas grandes. La policía se los echaban gases lacrimógenos pero ellos continuaban en la plaza. Por primera vez la plaza fue nuestro”.
La primera noche de lacrimógenos y muertos, la directora decidió añadir unos minutos al documental y dedicar unas líneas a las víctimas. Con una perspectiva de once meses después de la revolución árabe, Ramsis confesa que sólo cambiaría una cosa de su documental: el escrito final. Porque “escribí que el sistema había caído y enseguida nos dimos cuenta que el sistema continuaba allá. Hemos cortado la cabeza del monstruo pero el cuerpo continúa siendo allí”.
La realidad compleja de las ‘Mujeres de Hesbollah’
Sin duda, el trabajo más sobrecogedor del festival fue Nisaa min Hizbullah (Mujeres de Hezbolá) de Maher Abi Samra. Obra interesante para mostrarnos una realidad oculta y difícil de filmar. Pero también es sorpresivo por la visión sin juicios de valores que da el director, por cierto, ateo declarado. Así como un punto de vista que escapa de los simplismos que se suele dar desde los medios occidentales que presentan las mujeres Hezbolá como mujeres fanáticas y sin ideas propias. El testigo de dos militantes hace añicos algunos tópicos puesto que nos muestra mujeres que razonan el porque forman parte de Hezbolá, sus convicciones religiosas y, incluso, hablan de los derechos de las mujeres y que son capaces de criticar los aspectos más discriminatorios de su sociedad.
Otro trabajo también ambientado en Egipto es Mujeres en el Cairo de Yousry Nasrallah en este caso, que nos presenta un melodrama a través de un curioso formato telenovelesco. Hebba es una periodista rica y con mucho éxito que presenta un programa televisivo. Ella está casada con un ambicioso reportero que le recomienda que no se meta en política para no perjudicarlo. Hebba empezará a hacer entrevistas a mujeres de varias clases sociales que han sufrido las consecuencias de una sociedad machista. Bien pronto, Hebba se da cuenta que se ha metido en un terreno minado y que hablar de mujeres sí que es hablar de política.
