‘El feminicidio es una epidemia’ y de las más peligrosas en el mundo entero. Más que ‘un acto loco del accionar de los hombres ‘es el resultado de una sociedad feminicida’. Y a ello contribuyen, ‘la mirada de los periodistas’, ‘el discurso de la Justicia’, ‘la indiferencia del Estado y la implicación de las instituciones policiales’.
Así de clara y rotunda se expresaba la feminista y activista argentina, Dolores Reyes en la mesa redonda ‘Reina Barriada’ uno de los debates del cine Aribau de Barcelona, en la recién finalizada BCNegra. Sólo ‘en el pasado mes de enero ha habido 30 feminicidios en Buenos Aires’, explicaba. Es una problemática común a toda América Latina pero, en realidad, “el feminicidio es una epidemia, y de las más peligrosas, en el mundo entero”.
Dolores Reyes. Foto Americat
Los periodistas amplían el discurso del patriarcado
Según Reyes, docente en una escuela de la periferia bonaerense, el feminicidio no es ‘un acto loco del accionar de los hombres’ sino el resultado de una sociedad feminicida’ que tiene muchos actores. Entre ellos, “los periodistas, porque amplían el discurso del patriarcado: ‘hay misoginia en sus ojos’, sobretodo sobre los cuerpos de las mujeres’ y, por supuesto, en sus informaciones; otro gran contribuyente es el ‘discurso de la Justicia’. Y si no, afirmaba, miren a las mujeres encerradas por aborto o por matar a un violador de una ‘manada’ (se refería a un caso de Argentina).
También hay que ‘señalar el rol del Estado y de las instituciones policiales’ proseguía, tanto por su indiferencia como su implicación. Algunos policías incluso cobran ‘coimas’, afirmaba, por su ‘participación en las redes de trata de niñas y mujeres’. Horas antes, en una entrevista en Casa Amèrica Catalunya, decía que, en su país, “el 33% de los feminicidios son con armas del Estado (de la policía o de la gendarmería)”. Cuando “la policía está implicada en las redes de tráfico o de feminicidio, es muy difícil que hagan algo”. Sobre todo porque “la pérdida de pruebas es repetitiva. Ante una niña violada, hacen pruebas médicas y, misteriosamente, se pierden en el viaje al laboratorio” afirmaba. “La impunidad lo envuelve todo”.
Las mujeres, eje del mal y del pecado según las religiones
Tampoco hay que olvidar ‘el papel de las religiones’, según Reyes; para todas las confesiones “las mujeres son el eje del mal y el pecado”. Desde esa mirada, “se generan feminicidios y violadores” porque “la crueldad se enseña en la construcción de la masculinidad: el hombre tiene que ser potente, y si no lo consigue, violenta a las mujeres”, afirmaba en esa mesa redonda de la BCNegra, que compartió con la ecuatoriana Mónica Ojeda y la estadounidense Bonnie Jo Campbell. Por eso, para Reyes, “hay que deconstruir los roles que construyen mandatos para todos los géneros” y poner fin a ese “desprecio al derecho a vivir sin violencia y al derecho a vivir sin miedo”.
La novela Cometierra
Cometierra, (2019, Editorial Sigilo) es el título de su primera novela que, con sólo 4 meses ya va por la segunda edición. En ella, Dolores Reyes trabaja contra la impunidad a través de una niña a la que le concede dotes videntes. La protagonista los descubrió de chiquita, al comer un puñado de tierra donde enterraron a su madre y, al hacerlo, ve precisamente la escena del feminicidio donde el padre mata a golpes a su madre. Esas habilidades las utilizará la joven en la novela para ir desvelando otros asesinatos de mujeres víctimas de la violencia, la injusticia y el desamparo. Al hablar de la niñez, Reyes aprovechó para recordar que el 55% de la infancia vive por debajo del umbral de la pobreza, en Argentina.
Pensar un futuro con unas ‘relaciones sin violencia’
Reyes aprovecha la adolescencia que, para ella “es la época para construir algo diferente, y también la literatura”, como el instrumento que “le permite, con un tiempo más lento, reflexionar sobre la sociedad. Y, según explicaba, “con palabras descarnadas, buscar una solución que acabe con estas ‘peligrosas relaciones’ contra las mujeres en el mundo entero”. Es su apuesta para pensar en un futuro con unas ‘relaciones sin violencia’, con la fortaleza de la mujer ante el accionar de los hombres”.
La periodista Robles y la jueza Moreno en el debate. Foto Pep Herrero
En otro espacio de la BCNegra, el Auditori del Conservatori de Liceu, hubo también muchos debates realizados por mujeres, poco reflejados en la prensa. Uno de los más interesantes fue la mesa ‘Desaparecidos’. Y una de las protagonistas fue la escritora y jueza Graziella Moreno, autora de Invisibles (2019, Alrevés), una novela sobre 5 mujeres desaparecidas, que arranca con la excusa de “casos que he llevado”, explicaba, pero que no han sido resueltos. Ellas “son personas reales, afirmaba, o la suma de alguna de ellas”, que he ficcionado para dejar ‘un poso sobre esas desapariciones’, pero lo triste es que “nadie sabe quiénes son porque nadie las reclama”, lamentaba.
Moreno estuvo tentada de estudiar Periodismo, pero se licenció en Derecho y es funcionaria de la administración de Justicia desde 1991 (agente judicial primero y Oficial después). Ingresó en la carrera judicial en 2002 (tuvo plaza en Gavà, Amposta y Martorell) y desde 2010 es magistrada en el Juzgado de lo Penal número 6 de Barcelona. Pero le gusta contar historias: “siempre he querido escribir” decía en el debate y, sobre todo, “me interesan las conductas humanas”, miedos o pasiones que, en general, “se moldean desde la infancia”.
14.000 personas desaparecidas en el estado español
Cada día desaparecen 38 personas en el estado español, según los datos del Registro de Personas Desaparecidas y Restos Humanos sin Identificar, dependiente del Ministerio del Interior. Los mayores índices de desaparecidos se registran en las ciudades de Barcelona, Las Palmas, Murcia y Málaga. En 2017 había 6.053 personas desaparecidas. Ahora ya son 14.000, lamentaba la jueza en el debate. “Y si no hay nadie que se preocupe por ti, eres invisible para la sociedad”.
Su última novela Invisibles está basada en hechos reales y es a través de Sara, “una policía expedientada y poco empática” que Moreno rescata algunas de ‘sus desapariciones’. Mientras Sara espera su sanción “descubrirá una realidad terrible”. Y decidirá probarse a sí misma ante unas misteriosas desapariciones de mujeres (extranjeras) en la ciudad de Barcelona; “personas que nadie echa de menos y que nadie busca, pero que esperan ser halladas”. Son “historias duras, de sufrimiento, que se inspiran en la realidad”. Desde 2015 ha publicado 4 novelas y una antología de relatos.
Portada de ‘La chica a la que no supiste amar’
La trastienda de los negocios de la trata
Marta Robles, coparticipante en la misma mesa, aprovecha su última novela, La chica a la que no supiste amar’ (2020, Espasa), una historia de la nigeriana Blessing, para reflejar y explicar ‘la trastienda’ de los negocios de la trata y de ‘las mujeres prostituídas’, que no prostitutas, según sus palabras. “El silencio nos hace cómplices” afirmaba, porque no queremos ver esa multitud de clubes de alterne en las carreteras y playas del Levante o en Girona, junto a la frontera con Francia. Según sus datos, hay 3 burdeles por cada hospital público y se preguntaba ‘por qué hay tantos puteros’ y en especial, por qué van los jóvenes a los burdeles.
Robles es licenciada en Ciencias de la Información y lleva treinta años ejerciendo su profesión en todo tipo de medios (Tiempo, Man, Woman, Elle) el diario La Razón, emisoras de radio como la Cadena Ser y Onda Cero, o cadenas de televisión (TVE, Telemadrid y Canal Sur). Ha escrito siete libros de no ficción y ocho de ficción. La chica a la que no supiste amar’ es la número 16.
Venta de chicas y rituales vudú para fidelizar la deuda
En el debate explicaba que su novela se sustenta en datos reales. Ella ha estado en África por su trabajo y conoce las diferencias extremas entre la pobreza y la riqueza de la que Nigeria es uno de los exponentes más claros. Recordó al público que los padres de las nigerianas las venden, en ocasiones para sobrevivir y, además, las mafias locales les practican un ritual vudú para cobrar el pago de la deuda y fidelizarlas a través del miedo.
La historia de La chica a la que no supiste amar está protagonizada por su habitual detective Tony Roures, que ayuda a un amigo suyo de Castellón, Llorens,asiduo del club de alterne más famoso de todo el Levante. Allí Llorensha conocido a Blessing, vinculada a una organización de trata, a la que asesinan, tras ser operada ‘chapuceramente’ de un cáncer de mama porque ya es una “mercancía estropeada”. La investigación de Roures “revelará una trama criminal de trata de mujeres de inusitada crueldad”.
La mesa ‘Desaparecidos’ la compartieron con la escritora Arantza Portabales, autora de Belleza Roja. En estas dos mesas de debate y otras, colaboró Casa América Catalunya.
