Entrevista a Dora Garcia, Directora.
Dora Garcia es una de las directoras que ha estado en la Mostra Internacional de Films de Dones de Barcelona (MIFDB). Una artista interdisciplinar y con reconocimiento internacional. En su práctica artística, utiliza el espacio expositivo para investigar la relación entre público, obra y sitio; a menudo a través de la performance y la interactividad. En la MIFDB ha presentado su film “Amor Rojo. (Revolución cumple tu promesa)”
¿Cómo explicarías tu evolución artística desde tus primeras obras hasta los proyectos más recientes?
Empecé haciendo performance el año 2000, o sea que soy sobre todo una artista ligada a la performance. Hice lo que se llama video performance y en eso empecé a trabajar con la cámara y el sonido y después de unos vídeos, en el año 2006 hice mi primera película de 28 minutos. Era con actores, era una ficción, aunque una especie de ficción de investigación. Después hice otro par de películas cortas, todas ellas tienen parte que ver con performance y parte que ver con investigación sobre determinados temas. El primer largometraje hice fue en el año 2018, “Segunda vez”. Sigo un camino muy lógico, porque para “Segunda vez”, antes de la película, hice cuatro películas cortas, una especie de preparación o de estudio y lo mismo con “Amor rojo” hice dos películas cortas de menos de 1 hora.
¿Hay elementos o temas que son una constante en tu obra?
El constante de mis obras son la política, las relaciones de poder, con la responsabilidad política de un artista, el psicoanálisis como un método de trabajo. Por ejemplo, en el año 2010 hice una película, como digo siempre tiene que ver performance e investigación, sobre la revolución basagliana, que es una revolución en el terreno de la psiquiatría con una psiquiatría democrática. Era un documental, muchas entrevistas y filmado en un ex hospital. Lo importante que es un film de compromiso, un documental político, pero luego también hay una parte un poco surrealista, que tiene que ver con esta idea de las imágenes un poco oníricas y la idea de una poética de lo político.
Hablas del compromiso, tienes un corto “Si pudieras desear algo” hecho de forma colectiva durante la pandemia, sobre movimiento feminista en México.
Efectivamente, son productos de las circunstancias. Eso de trabajar con películas más cortas de estudio se ha convertido en mi manera de trabajar, pero también tiene una base muy importante que es el dinero, la financiación de los proyectos. Sobre todo, cuando estás más cerca de las Bellas Artes, de las artes visuales que del cine, pues los cantidades son muy pequeñas. Entonces se va haciendo todo como a cachitos. Lo que, por otra parte, tampoco está mal porque te ayuda a pensar. Siempre tengo una idea de lo que me interesa hago un corto en el que intento ensayar alguna de las cosas y luego de ahí pues salen los diferentes caminos hasta que se llega al largometraje, pero realmente es todo a partir este estudio y nunca es a partir de una estructura acabada.

En el film que has presentado en la MIFDB “Amor Rojo” exploras la figura de Alexandra Kollontai ¿qué te atrajo de ella y cómo la conectas con las luchas feministas actuales?
En el año 2018 participé en un grupo de lectura de Alexandra Kollontai y aunque conocía el nombre, nunca había leído sus textos. Por una parte, me interesa mucho una serie de conceptos que me parece muy cercanos a conceptos actuales del feminismo contemporáneo. Y, por otra parte, me llama mucho la atención la historia de la traducción al castellano de las obras de Kollontai. ¿Y cómo se relaciona esto? Pues con el movimiento feminista de la República Española, después parte del exilio, como vuelve a aparecer en el año 77. En el tiempo franquista sin Kollontai, evoluciona en Sudamérica, por ejemplo, en México, donde se juntan tantas cosas que no se pueden publicar en España y se trafica con los textos. Esa especie de ida y venida de Kollontai y cómo van mutando los conceptos. El amor camaradería, que se traduce hoy por ternura radical; la abolición de la familia – no puede haber emancipación de la mujer dentro del marco de la familia burguesa, hoy diríamos heteronormativa y, finalmente, la preeminencia de la solidaridad de clase sobre la de género – las mujeres burguesas -hoy diríamos, blancas, europeas, privilegiades- no tienen los mismos objetivos que las trabajadoras -hoy diríamos racializadas, trans, colonizadas, precarizada- el objetivo último de las mujeres trabajadoras no es conseguir el privilegio de sus maridos – ya que no lo tienen – sino cambiar el mundo completamente. Y piensas que hay siguen sin solucionarse. La biografía de Kollontai me parece muy prototípica de lo que son la relación del feminismo con las revoluciones o con el socialismo, porque siempre hay ese momento de desencanto en el que se echan los restos en la revolución. Las mujeres organizan pero cuando tiene que reportarse lo que las mujeres reivindican lo que se llama la cuestión de la mujer, nunca es un buen momento para abordarla, queda perpetuamente retrasada. Hasta que, creo, es en el ecofeminismo contemporáneo estaba claro que no se esperaba más. Actuar independientemente de cualquier cosa y a pesar de todo.
Tu obra interroga la mirada, de hecho, interpelas directamente. ¿Crees que esta interacción puede transformar la percepción del público?
No todas las películas son tan explícitas como “Amor rojo”, quizás la anterior “Segunda vez” es más ambigua. Y a mí me gusta la ambigüedad, porque pienso que las historias son siempre muy complejas y a mí me agrada mostrar la complejidad de las cosas. Pero realmente en “Amor rojo” había como una especie de urgencia por las cosas que estaban pasando, que requería esa especificidad. De todas maneras, la construcción de la película no es muy formal. Precisamente en este interés por el arte político yo pienso que “un arte revolucionario en contenido, sólo puede ser revolucionario en lo formal”, es preciso crear imágenes impactantes y crear asociaciones sorprendentes. En esta película, como en otras muchas, que se emplea la superposición en la que aparecen el tema de lactancia, de la propaganda soviética y se junta con una imagen de hace 2000 años precolonial, en el que hay esa especie de ansia del lactante y el tema de la maternidad. Cómo se afronta desde un punto de vista revolucionario, intento expresar ideas muy complejas con imágenes más que discursivamente, porqué pienso que es más eficaz.
Tu compromiso es alto ¿tú crees que el arte juega un papel importante en la denuncia y puede generar un cambio real en la sociedad?
Claro, claro. Llevo mucho tiempo, es un tema que me apasiona, el arte en la política. El arte es político, en realidad todo es político. El arte que no es explícitamente político o que no asume una postura política la está asumiendo de todas maneras, por omisión, cuando el arte es decorativo, un objeto de lujo, está conform de valores con un sistema, con un estado de las cosas, un arte en el que todo está bien y no hay que cambiar nada. El malestar o el descontento es lo que crea un arte más explícitamente político que tiene esta característica de llamada. Pero eso no le resta nada de poética al arte político. Es importante explicar cuando hablamos una de las cosas de Kollontai, por ejemplo, una película que ella promueve y presenta por primera vez en América, se la acusa de estar distribuyendo propaganda soviética y es verdad que es propaganda soviética. Es a la vez propaganda soviética y una película que revoluciona el lenguaje del cine, se puede hacer las dos cosas. Otro ejemplo seria la película Tucumán arde, una obra argentina del año 68, un ejercicio de contrainformación al Gobierno de la dictadura cívico-militar autodenominada «Revolución Argentina». Y era también una obra de arte y eran estas cosas. Se puede innovar en la forma de comunicación, pero a la vez distribuyendo un mensaje claramente político y explícitamente político.
¿Cuáles son tus proyectos futuros?
“Amor rojo” ha sido difícil y dura porque es la película con el presupuesto más alto, lo que realmente no es bueno para mí. No me gusta trabajar con presupuestos altos porque adquieres un montón de compromisos y me ha costado muchísimo sacar adelante el montaje que yo quería. Ahora me estoy recuperando del agotamiento y estoy empezando a trabajar sobre muy, muy lentamente y también con episodios cortos sobre una película sobre la idea de final. Cómo se escribe el final en la literatura. Cómo se escribe el final en una historia. Cómo se llama el final en términos temáticos y demás. Estoy todavía en el proceso. Que es cuando funcionan todos los otros proyectos, estoy en el proceso de lectura de investigación y eso también incluye hablar con mucha gente. Estoy en este momento.