miércoles 24 abril 2024

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Preñadas, gestantes y esperantes

Quizás deslumbrada por tanta claridad, a veces lo tienes delante de los ojos y no lo ves.

Cuántas veces no habré hablado y escrito sobre el «olvido» menospreciador en los diccionarios de dos hechos fundamentales de la experiencia humana: que las mujeres engendran, procrean, y gestan. Cuántas veces no habré criticado que la gestación se desestime y se oblitere en una «espera»; por tanto, que se la tilde de inactividad.

Y hace unos días fue una revelación. Una sobrina me dijo que estaba esperando y al instante, sin pensarlo, me vinieron a la mente las palabras para decirlo. No, de ningún modo «estaba esperando», lo que estaba haciendo era «gestar». A partir de ahora, pues, me he propuesto hablar siempre de «una gestante» y no de «una que espera», ni tampoco de «una que está embarazada» o de «una embarazada».

La cosa está trabada —quizás no tanto como quisiera el patriarcado— y viene de lejos. En otras ocasiones he hablado de la injusticia, de la falsificación de la realidad y de los disparates —rozan el desvarío— que contienen las definiciones de madre y padre en bastantes diccionarios. En resumen: identifican ser madre con parir y para de contar.

Volvemos al caso. Por un lado, «estar embarazada» remite a estar allí pasmando y sin hacer nada más, y, por otro, «embarazo» es sinónimo, por ejemplo, de estorbo, adversidad, contrariedad, contratiempo, dificultad, entorpecimiento, obstáculo, freno, impedimento, incomodidad, limitación, lastre, molestia, peso muerto, rémora, traba, inconveniente, carga, fastidio, inconveniencia, engorro, pejiguera, gaita… Nada muy estimulante ni positivo.

Si vamos a «embarazar», vemos que la cosa aún empeora. La definición que le dedica el diccionario normativo es: embarazar 2. tr. Dejar embarazada a una mujer. La del diccionario normativo catalán se parece bastante: embarassar [..] 2 tr. Prenyar (una dona). Las dos en segunda acepción, por tanto, secundarias; las dos excluyen a las mujeres de embarazar(se). No es que no tengan protagonismo es que ni siquiera tienen la más mínima participación en ello; «se lo hacen», no hacen nada.

En resumen. Los diccionarios atribuyen el hecho de engendrar o procrear exclusivamente a alguien ajeno a la interesada («preñar», «dejar embarazada», otros hablan de «hacer concebir»), no es extraño, pues, que para hablar de los nueve meses largos de gestación se prefiera decir que una mujer está esperando, que se trata de un tiempo de espera, en vez de hablar de la épica tempestad de hormonas o de las múltiples proezas físicas y psíquicas no exentas de peligro y de desgaste que realizan las mujeres antes de dar a luz; es decir, cuando gestan.

Se evita hablar justamente de la actividad que realizan en solitario, por sí solas, y se habla de ella como de una espera, que es justamente lo que ellas no hacen porque se dedican a la actividad de gestar. Los diccionarios definen la gestación, pues, de la forma más clásica posible: una vez más presentan a las mujeres como pasivas.

Otra vuelta de tuerca. No definen gestar además por el activo papel que desempeñan las únicas protagonistas —las mujeres— poniendo su cuerpo en juego, sino teniendo sólo en cuenta la experiencia de quien acompaña a la gestante, hasta hace poco y en muchos casos, lo que les ocurre a los hombres (esperar sin ninguna actividad reseñable) o a las parejas (ahora bastante más diversificadas), en caso de que las mujeres no hayan decidido tener la criatura en solitario.

Que «gestar» y «gestación» tenga relación con «gesta» me llena de gozo, gesta 1. f. Hecho o conjunto de hechos memorables. La lengua que todo lo puede, insisto, proporciona las palabras para decirlo: «la gestante», «está gestando».

De hecho y en paralelo, vemos que los medios de comunicación hablan de gestación o de gestantes pero sólo cuando se refieren a las mujeres que se alquilan y venden —habitualmente acuciadas por la necesidad y la miseria— el fruto de su gestación (¿les suena, por ejemplo, «gestantes ucranianas» o «gestantes de alquiler»?), mujeres que, sea dicho de paso, también paren; es decir, gestamos cuando existe una transacción económica, un negocio, pero no cuando las mujeres gestan «gratuitamente». Curiosa forma de clasificar y explicar este pedazo de mundo que es la experiencia femenina. Tampoco el trabajo de las amas de casa se consideraba trabajo (¿les suena: «No, mi madre no trabaja»?). Como es «gratuito» no es trabajo ni cotiza ni es considerada por el PIB. Sólo es trabajo, habitualmente muy mal pagado y precario, cuando lo hacen Kellys o las mujeres de hacer faenas.

El cine y la literatura femeninas construyen a partir de ello auténticas canciones de gesta. Por ejemplo, la forma en que lo explica Amélie Nothomb.

Se imponen algunas matizaciones ontológicas. Hasta los catorce años, dividí a la humanidad en tres categorías: las mujeres, las niñas y los ridículos. […]
Las mujeres eran personas indispensables. Preparaban la comida, vestían a los niños, les enseñaban a atarse los cordones de los zapatos, limpiaban, construían bebés dentro de su vientre, llevaban ropa interesante.
Amélie Nothomb. El sabotaje amoroso

El último paralelismo entre gestar y crear lo he hallado en Mamut (2022), el libro que cierra la magnífica y cruda trilogía que la también poeta Eva Baltasar (1978) inició con Permafrost (2018) y siguió con Boulder (2020).

Sorprende leer el pequeño resumen de Mamut en la lista de libros más vendidos de los diarios: «La historia de una joven que quiere ser madre soltera cierra una trilogía de la autora». Quien lo ha escrito o no se ha leído el libro o no ha entendido un ápice. Baltasar es clarísima al respecto, incluso en la traducción a pesar de que se omite un significativo fragmento: «el de fer passar la vida cos a través, el de crear».

No fue el deseo de un hijo lo que me secuestró, sino el deseo de gestarlo, de que la vida me pasara a cuerpo través.
Eva Baltasar. Mamut

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Amada Santos

Amada Santos

Fotoperiodista i Socióloga. Activista Feminista, Defensora DDHH i Cooperant. Presidenta de la XIDPIC.Cat. Co-coordinadora i Editora de La Independent. Coordinadora Internacional a la RIPVG
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