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Liderando la lista de países con mayor proporción de pobreza extrema a nivel mundial, la India está intentando controlar su población. Los sucesivos gobiernos han seguido el camino de menor resistencia: esterilizar a las mujeres, sin tener en cuenta sus necesidades e intereses.
Una muerte anunciada
Esta semana han muerto 14 mujeres en la India, tras ser sometidas a una operación gratuita de esterilización, como parte de un programa gubernamental destinado a controlar el crecimiento de la población del país. Un total de 83 mujeres, todas de aldeas pobres, menores de 32 años, fueron esterilizadas el sábado 8 de noviembre en un hospital ubicado a las afueras de la ciudad de Bilaspur, en el estado central de Chhattisgarh, en el lapso de seis horas. Cada una de ellas recibió el pago de 600 rupias (8€), para participar en el programa, según informó el jefe médico del estado, SK Mandal, a la Associated Press.
Hasta el momento, abundan más las declaraciones que las aclaraciones. Los médicos adujeron que “eso no era lo habitual”. Por su parte, el ministro jefe de Chhattisgarh, Raman Singh alegó: “Al parecer, el incidente se produjo debido a la negligencia médica”, pidió paciencia y señaló que las familias de las víctimas recibirían, cada una, un pago compensatorio de 6.600 dólares. Mientras, el ministro Narendra Modi, desde Myanmar, donde se encontraba de visita oficial, expresó que ya había hablado con Singh y esperaba una investigación exhaustiva.
En medio de tanta confusión, los cirujanos del estado se reunieron de emergencia la noche del martes 11 para discutir sobre las prácticas de cirugía y directrices de la anticoncepción quirúrgica y valorar la continuidad del programa de esterilización, el cual tenía que cumplir con una meta 180.000 esterilizaciones al año, definida por el gobierno central, según informó Mandal. Sin embargo, un portavoz de la Secretaría de Salud federal se negó a confirmar si el Gobierno central había fijado cuotas de esterilización. El gobierno central de la India, sostuvo, dejó de fijar objetivos para la esterilización de las mujeres en la década de 1990.
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El Subdirector de salud del estado, Amar Singh dijo que “al parecer las mujeres habían muerto a causa de envenenamiento de la sangre o shock hemorrágico”. El superintendente médico del Instituto de Ciencias Médicas de Chhattisgarh, Ramanesh Murthy, donde algunas de las mujeres fueron enviadas para tratamiento, señaló que los médicos que operaron a las mujeres estaban “bien entrenados”. “No sé cómo sucedió esto”, se preguntó. Afirmó que los médicos realizaron laparoscópica mínimamente invasiva (como el ojo de la cerradura), cirugía que toma menos de cinco minutos en ser realizada y con anestesia local, por ello, las mujeres fueron dadas de alta el mismo día. Pero el lunes, muchas regresaron quejándose de dolor y la fiebre, y por la noche, ocho habían muerto, dijo Murthy. De momento, han sido suspendidos cuatro médicos del gobierno, incluido el cirujano que se encargó de las operaciones y el director médico del distrito. Luego vino el silencio. Se ha evitado hacer más comentarios hasta que las autopsias determinen exactamente la causa de las muertes.
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Mientras tanto, cerca de 20 mujeres están en cuidados intensivos. “Su estado es muy grave. Su presión arterial es baja” dijo el Dr. Ramesh Murty. “Ahora estamos concentrando todo el tratamiento en ellas, no en lo que les causó esto”. Y el gobierno central ha enviado un equipo médico a Bilaspur de urgencia para ayudar en su recuperación.
El control de la pobreza a través de los cuerpos de las mujeres
Liderando la lista de países con mayor proporción de pobreza extrema a nivel mundial, la India está intentando controlar su población. Los sucesivos gobiernos han seguido el camino de menor resistencia: esterilizar a las mujeres, sin tener en cuenta sus necesidades e intereses. Por ello, realiza millones de esterilizaciones gratuitas para las mujeres y los hombres que quieran evitar el riesgo y el costo de tener un bebé. Sin embargo, son más las mujeres pobres que acceden a esterilizarse, a cambio de un incentivo de 8€, que reciben una sola vez, tras someterse a la cirugía (el equivalente a la paga de una semana de una persona pobre). Y es que en el país, cerca de 180 millones de personas todavía viven con menos de 1.25 dólares al día.
Si bien en 1996, la India dejó de emitir los objetivos nacionales para la esterilización femenina, señalando que se centraría en educar a las mujeres acerca de otras maneras de prevenir la concepción, este acuerdo terminó por diluirse y no se cumplió su implementación a nivel estatal. Así lo evidenció un informe de Human Rights Watch.
El país tiene una de las tasas de esterilización más altas del mundo entre las mujeres. Según las Naciones Unidas, aproximadamente un 37% de mujeres se someten a este tipo de operaciones en comparación con un 29% en China. De hecho, 4,5 millones de mujeres fueron esterilizadas hacia el 2013 , según el gobierno indio. A muchas, como las de Chhattisgarh, se les ofreció un pago de 600 rupias para someterse al procedimiento, pues eran pobres en su mayoría. En el mismo período, se esterilizaron a sólo 120.000 hombres.
Metas y métodos de coerción para esterilizar a las mujeres
Según Human Rights Watch, algunos estados en la India han mantenido las metas de esterilización para los funcionarios de salud, y a menudo se utilizan tácticas de intimidación para obligar a las mujeres a someterse al procedimiento y así lograr cumplir los objetivos de control de la población. En una encuesta realizada por la organización a 50 trabajadores y trabajadoras de salud y el cuidado de la infancia, en dos distritos rurales de Gujarat, se evidenció que las autoridades de los distritos y subdistritos continuaron asignando metas anuales para la anticoncepción, con énfasis en la esterilización femenina, incluso recibieron amenazas de recortes de salario y suspensión si dejaban de cumplir las metas. Aunque también les ofrecieron incentivos, como coches y monedas de oro, por aplicar procedimientos quirúrgicos.
Estos procedimientos se realizan a menudo en condiciones poco higiénicas, con equipos de operación corroídos, evaden las directrices establecidas por el Ministerio Federal de Salud y Bienestar Familiar que garantizan una esterilización segura, que estipulan las técnicas quirúrgicas, la atención post-operatoria y qué hacer en caso de complicaciones. Las directrices para los Campamentos de Esterilización también estipulan que un equipo quirúrgico debería llevar a cabo como máximo 50 esterilizaciones al día.
La activista Brinda Karat de la Asociación India de Mujeres Democráticas sostiene que los incentivos, así como las cuotas de esterilización establecidas por el gobierno, ponen en evidencian la fuerte presión que las autoridades de salud ejercen sobre las pacientes para que se sometan al método definitivo, con o sin su consentimiento, en lugar de aconsejarles sobre otras formas de anticoncepción. Es así como las mujeres, sus cuerpos y su autonomía sexual y reproductiva se vulneran con impunidad a causa del control de la natalidad.
Cuerpos racializados y en condición de pobreza en la mira de las esterilizaciones
Se hace evidente que el programa de esterilización de la India está dirigido de manera desproporcionada hacia las poblaciones más pobres y rurales (las castas bajas y la población dalit). En 2012, 53 mujeres fueron esterilizadas en el lapso de dos horas en el estado de Bihar; las operaciones se llevaron a cabo en una escuela secundaria que no tenía acceso a agua corriente o equipo de esterilización. Bihar tiene el más bajo ingreso per cápita en la India. Además, con el censo de 2011 se evidenció que tenía la tasa más baja de alfabetización. En 2013, el estado dijo que planeaba abrir hospitales de campaña o campamentos-temporales para realizar 13.000 esterilizaciones.
Y el año pasado, en Bengala Occidental, la quinta parte más pobre de los 29 estados de la India, más de 100 mujeres se quedaron inconscientes en un campo de Bengala Occidental después de una esterilización masiva que salió mal, en un hospital que no tenía capacidad suficiente para albergar a ese número de pacientes. Asha Thakur, de 37 años, una de las que se sometieron a la ligadura de trompas, dijo: “Los médicos eran abusivos y nos trataron como animales. Todos estaban preocupados por la hora, porque querían terminar lo más rápido posible”. Cuando se les preguntó a los funcionarios de salud en el Parlamento sobre este suceso, señalaron un antecedente: “en el período 2009-2012, el gobierno pagó una indemnización a las familias debido a 568 muertes relacionadas con la esterilización”.
Mientras que la esterilización puede parecer una solución de planificación familiar definitiva a los ojos del mundo desarrollado, continúa siendo el método principal de planificación familiar en todo el mundo, según las Naciones Unidas. Y su abuso está muy extendido. En Uzbekistán, por ejemplo, decenas de miles de mujeres de minorías pobres se esterilizan anualmente con el fin de cumplir con las cuotas establecidas. Incluso las esterilizan mientras están bajo anestesia por cirugías no relacionadas.
En Perú, más de 300.000 mujeres, en su mayoría indígenas, fueron esterilizadas con la intención de controlar la tasa de natalidad de las poblaciones más empobrecidas en la década de 1990. Incluso en Estados Unidos la coerción reproductiva tiene una larga y oscura historia. El 2013 Carolina del Norte se convirtió en el primer estado en aprobar un pago de reparaciones a las víctimas de esterilización forzada durante el siglo 20. En California se prohibió la esterilización forzada en las cárceles después que se halló que decenas de mujeres habían sido esterilizadas sin su consentimiento en los centros penitenciarios durante el 2011.
India desafíos pendientes
Mientras el funcionariado de salud indio sigue en su empeño de investigar las causas de las 11 muertes, evita reconocer la verdadera causa: Una política gubernamental maltusiana que promueve la aplicación del método de anticoncepción definitivo en los cuerpos de las mujeres pobres y desfavorecidas, sin tomar en cuenta ni su consentimiento informado, ni su bienestar físico y emocional, pues lo único que pareciera importar es controlar la natalidad contra viento y marea para evitar que nazcan más pobres.
Esta realidad entrecruza diversos sistemas de opresión que impactan de manera simultánea en la autonomía sexual y reproductiva de las mujeres: el racismo, el etnocentrismo, el sexismo, el capitalismo, el analfabetismo y el patriarcado, que colocan a la esterilización como un factor de violencia sistemática contra los cuerpos de las mujeres. A ello se suma la ausencia de participación y corresponsabilidad de los hombres en relación a la planificación familiar. Hasta la fecha no se ha logrado desvincular el machismo de las capacidades reproductivas masculinas.
Es imperativo que el resultado de la “investigación exhaustiva”, de las muertes de las mujeres, redunden en Verdad, Justicia y Reparación. Pero también es imprescindible que el gobierno asuma un nuevo enfoque en su programa de planificación familiar, que busque empoderar a las mujeres como decisoras de sus cuerpos y el cuidado de su salud sexual y reproductiva, y que puedan decidir los métodos anticonceptivos que consideren pertinentes, sin ser tuteladas.
