viernes 13 diciembre 2024

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¿Es posible abordar Halloween desde la ESI?

Por María Inés Alvarado*

Según describe la página de National Geographic, “Halloween procede de la expresión “All Hallow Eve” (víspera de Todos los Santos) y su origen está muy relacionado con esta tradición cristiana, pero también con creencias paganas celtas y romanas que celebraban el fin de la cosecha y el recuerdo de los familiares difuntos: el samhain y el mundus patet”.

El ‘Samhaim’ era una fiesta pagana que celebraba el inicio del invierno, período en el cual los celtas dejaban de lado su trabajo cotidiano para visitar el mundo de los muertos; los difuntos recorrían la tierra, mientras los demonios se manifestaban y las hadas revoloteaban; en tanto que la expresión mundus patet -que significa “mundo abierto”- marcaba el punto de conexión entre el mundo de los vivos y el de los muertos. De la mano de la industria cinematográfica norteamericana, esta fiesta cobró relevancia en todo el mundo y, con ella, la figura de las brujas como personaje popular que llega desde ultratumba, y propone una sátira a la época de la inquisición. Si bien la noche de Halloween no tiene mucho, o nada, que ver con las costumbres y tradiciones argentinas, varias escuelas se suman al festejo y organizan eventos para celebrar este día. Por eso, en la columna de esta semana, honraremos a las brujas, desde la mirada de la ESI (Educación Sexual Integral)

La figura de la bruja siempre se manifestó como un símbolo poderoso y complejo en la historia de la humanidad, particularmente en la manera en que se ha relacionado con la mujer. La bruja, tal como se la representa en la actualidad, no estaba asociado a un ser maléfico; sino todo lo contrario: su figura estaba profundamente conectada con el control del conocimiento femenino, la autonomía y la represión patriarcal. Cuentan las leyendas sobre ellas que, en las sociedades antiguas, antes del auge del cristianismo, las mujeres con conocimientos sobre plantas, sanación y rituales espirituales eran respetadas y reconocidas como sabias, curanderas o chamanas. Tenían un rol central en sus comunidades, y su conocimiento era considerado valioso y poderoso. Pero, con la llegada del cristianismo y la consolidación de estructuras de poder patriarcales, estas figuras comenzaron a ser vistas como una amenaza.

Durante la Edad Media, las mujeres que vivían solas, las que no se ajustaban a los roles de género impuestos, o aquellas que practicaban formas de medicina no reconocidas por la Iglesia, comenzaron a ser perseguidas y señaladas como brujas. Esta persecución no solo tenía bases religiosas, sino también económicas y políticas, ya que muchas veces estas mujeres eran propietarias de tierras o vivían con independencia, lo que desafiaba el orden social de la época. La historia cuenta que, entre los siglos XV y XVII fueron perseguidas. La caza de brujas, no fue otra cosa que una forma de control social profundamente misógina. Miles de mujeres fueron acusadas, torturadas y ejecutadas bajo la acusación de brujería.

La mayoría de estas acusaciones estaban basadas en rumores, envidia o conflictos personales, y muchas veces eran una excusa para castigar a las mujeres que se desviaban del rol que se esperaba de ellas: ser sumisas, piadosas y dedicadas al hogar. Por eso, la historia de las brujas es la historia de la represión y resistencia de las mujeres a lo largo de los siglos, porque representan el miedo a la mujer libre y poderosa.

Esta mirada de las brujas desde una perspectiva de género está relatada en el libro Caliban y la bruja, de Silvia Federici. Allí la autora resume como la transición del feudalismo al capitalismo afectó a las mujeres y sus roles sociales, argumentando que la opresión de las mujeres y la explotación de sus cuerpos jugaron un papel crucial en el surgimiento del capitalismo. Además, sostiene que la caza de brujas fue fundamental para destruir el poder de las mujeres sobre su propio cuerpo y su función reproductiva, consolidando el orden patriarcal que excluyó a las mujeres de la fuerza laboral asalariada, subordinándolas a roles domésticos y reproductivos.


Reflexionar sobre Halloween a través de la perspectiva de Federici puede ayudar a recordar la brutalidad que existió detrás de la figura de la bruja y cómo la persecución de las mujeres contribuyó a estructuras de opresión que aún persisten. Abordar la historia de las brujas en el marco de la ESI permite trabajar cuestiones claves como la autonomía, los derechos, la construcción de estereotipos y la resignificación de figuras históricas que promueven una vida libre y consciente. Este enfoque ofrece un enfoque enriquecedor y necesario para analizar cómo la historia, la cultura y los estereotipos de género influyeron en la percepción de las mujeres a lo largo del tiempo.

Se pueden pensar actividades tanto desde la literatura como desde las ciencias sociales en general en relación a: Investigar sobre la caza de brujas en diferentes contextos históricos y debatir sobre las razones políticas, religiosas y sociales detrás de estas persecuciones.

Investigar la historia de las brujas mas famosas y analizar porqué fueron perseguidas; cómo era su vida y que poder tenían.

Leer fragmentos del Malleus Maleficarum (tratado sobre la brujería escrito por los frailes dominicos); de Caliban y la bruja, de Silvia Federici o de otros documentos que reflejen el pensamiento de la época, para debatir sobre cómo se justificaba la persecución y cómo estos discursos impactan aún hoy en la construcción de la figura de la mujer.

Deconstruir los estereotipos de la bruja en la cultura popular presente en cuentos, películas y otros discursos mediáticos para analizar como estas representaciones muestran la imagen de la mujer como peligrosa o subversiva, y qué mensaje se transmite sobre el poder femenino.

Invitar al grupo de estudiantes a crear sus propias brujas, desafiando los estereotipos tradicionales, y presentándola con una narrativa que refleje valores positivos, como la sabiduría, la valentía o la autonomía.

Trabajar conceptos como la autonomía, el consentimiento y el derecho sobre el propio cuerpo para reflexionar sobre cómo las mujeres históricamente han enfrentado la negación de su sexualidad.

La ESI debe promover el acceso al conocimiento sobre el cuerpo, la sexualidad y los derechos para que cada persona pueda ejercer una vida plena y consciente. Si las brujas, históricamente, simbolizan el acceso al conocimiento fuera de las instituciones patriarcales y fueron perseguidas precisamente por el poder que les daba ese saber, abordar su historia permite visibilizar los procesos de estigmatización y control que enfrentaron las mujeres en el pasado, para repensar el presente y seguir encontrando alternativas de empoderamiento para las mujeres de todas las edades.

(*) Docente, comunicadora. Co-directora de La ESI en juego.
Columnista de Diario Digital Femenino

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