Una reciente publicación de la Comisión Europea recordaba que a principios de 2022 una cuarta parte, aproximadamente, de la población mundial, vive en zonas de conflicto
Y tambien, cómo a causa de la violencia y la violación de los derechos humanos que generan estas situaciones, 84 millones de personas se han visto obligadas a huir y desplazarse de sus hogares.
Estos contextos favorecen y aumentan el riesgo por parte de la población civil pero con especial vulnerabilidad las mujeres y menores de ser víctimas de explotación y abuso, por ello es clave que los organismos internacionales que deben salvaguardar nuestro bienestar actúen y ofrezcan una respuesta preventiva lo más rápida y coordinada posible.
En este marco, a principios del pasado mes de octubre el Grupo de Coordinación Interinstitucional contra la Trata de Personas (ICAT por sus siglas en inglés) se reunió con la Coordinadora de este ámbito en la Unión Europea, Diane Schmitt, con el fin de alcanzar acuerdos sobre aspectos de la política y aumentar la cooperación para hacer frente y evitar la trata de personas en los conflictos.
En el encuentro, que se viene realizando desde 2019 y este año se ha centrado específicamente en esta problemática, se expresaron ideas que orienten medidas de prevención eficaces basadas en los datos que aportan las investigaciones y la experiencia obtenida del trabajo de las organizaciones que forman parte del ICAT y la Unión Europea, en las zonas de conflicto que existen alrededor de todo el mundo.
La guerra de Ucrania por ejemplo, y según expresó D. Schmitt, la Unión Europea y sus estados miembro actuaron con prontitud estableciendo una respuesta integral destinada a reducir la vulnerabilidad de quienes huyen de la guerra mediante la activación de la Directiva de protección temporal en marzo y la implementación del Plan común contra la trata que fue fundamental para prevenir casos de personas afectadas por la guerra, a la vez que garantiza la protección y el bienestar de las personas desplazadas que huyeron a países del marco común europeo.
En este sentido y si bien es cierto que la total protección de la población civil y los derechos humanos pasaría porque no hubiesen guerras ni violencia, estos encuentros son de gran valor y necesarios en la línea de continuar intensificando los esfuerzos a pequeña y gran escala con el fin de garantizar a cada vez más personas la seguridad y la protección de los derechos fundamentales.