Entrevistamos a la presidenta de la ONG sudafricana fundada en 2001 ‘Gender Links for Equality and Justice’ (GL), Colleen Lowe Morna, para hablar de la Primera Asamblea General de la Alianza Global de Género y Medios de Comunicación (GAMAG), celebrada este pasado mes de diciembre en Ginebra, Suiza.
El año pasado, sólo en España 57 mujeres fueron asesinadas por crímenes de violencia machista. El ‘techo de cristal’, la conciliación familiar y la violencia de género se han convertido en términos cotidianos en los medios. Pero, ¿qué representatividad tienen las mujeres en los contenidos que se publican? ¿Cómo están representadas? Desde hace dos años, la UNESCO impulsa una alianza global de medios y género para fortalecer la cooperación internacional y reforzar los vínculos entre todos aquellos que trabajan globalmente para impulsar un cambio de paradigma.
Una de las entidades que lucha para que haya más igualdad en los contenidos es la alianza Global de Medios y género. En su primera Asamblea General que han hecho en Ginebra, la Alianza ha establecido como objetivo prioritario fortalecer las bases y trabajar conjuntamente con las redes, entidades y asociaciones que luchan sobre el terreno para que la igualdad de género sea una realidad, también en el ámbito de la comunicación. La presidenta de Gender Links, Colleen Lowe Morna, nos recibe entre reunión y reunión para hablar de las luces y sombras de esta primera asamblea.
Colleen Lowe Morna amb Teresa Carreras de La Independen en la reunión de Gamag en diciembre.
Colleen Lowe, usted es uno de los máximos referentes en la lucha para la representación femenina en los medios ¿Cuál es su valoración de la primera Asamblea General de la Alianza Global de Género y Medios de Comunicación (UNESCO) que acaba de tener lugar en Ginebra?
La asamblea ha reunido unas doscientas organizaciones de todo el mundo, y hablamos de entidades que realmente piensan que es momento de actuar contra la poca representación de las mujeres en los medios. Son unos números que nos dan fuerza, así como el hecho de que se trate de organizaciones que no cuentan con una gran financiación. Tenemos los números y un mensaje muy potente: somos un movimiento real, un movimiento por un cambio real en los grandes medios de comunicación.
Se está formando una Red europea. ¿Qué puede aportar ésta a la lucha actual?
Cada red tiene que ser mirada desde su contexto específico. Para entenderlo, retrocedemos un poco: los medios no dejan de ser un negocio de audiencias y consumidores (hay medios privados, públicos, espectadores de todos tipos, lectores de todas las esferas…). Hablamos de un negocio. Pero, precisamente por eso, a veces olvidamos que las audiencias somos increíblemente poderosas y pueden crear y forzar el cambio. Lo que necesitamos ahora es un activismo de los consumidores. Las mujeres somos más del 50% de la población de todo el mundo. Y si no estamos contentas con la forma con la que los medios nos representan, tenemos el poder de cambiarlo. Solamente haremos que los editores nos escuchen si usamos nuestro poder como consumidoras y Europa es un gran lugar para comenzar con esta actitud.
Hace veinte años de la Conferencia Mundial sobre la Mujer (Beijing, 1995). Aquel fue un importante punto de inflexión en la agenda mundial para la igualdad, ya que estableció una serie de objetivos que buscaban potenciar el progreso de las mujeres y reforzar su representatividad. Lamentablemente, se ha avanzado poco. ¿Las grandes organizaciones deben trabajar más con las entidades más pequeñas, las que trabajan sobre el terreno, para conseguir alcanzar estos grandes objetivos que se marcan en las conferencias internacionales y cumbres?
Creo que cualquier cambio social importante nunca pasa de la noche el día. Cuando hablamos de cambios así, estos se deben mirar a través de generaciones. Pero si nos fijamos en los cambios positivos, veremos que hay hoy muchas más mujeres en posiciones mucho más visibles en los medios de comunicación. Si miras los canales globales, se ven más reporteras, más mujeres corresponsales de guerra, etc. Definitivamente, ha habido movimiento en la cuota de representación femenina en los medios. Lo que no ha pasado es que no ha habido un cambio de paradigma en el contenido, en las noticias, en el que definimos como interesante para el público. Mirando el punto de vista más humano, vemos que cuando se representa, por ejemplo, un conflicto bélico no existe el punto de vista de las mujeres, no se las representa, no se explica su situación.
La Global Media Monitor ha publicado su informe completo sobre el tema y, en su borrador preliminar, ya indica que la representación femenina es hoy del 24%. Es decir, que un 52% de la población está representada en un 24% a los medios. Y este no deja de ser un indicador muy potente de cómo están las mujeres dentro de la sociedad. Nos movemos despacio. Ahora bien, por ejemplo, si miramos el momento en el que se celebró la conferencia de China en 1995, hablábamos de un 17% de representatividad.
Nos movemos lentamente, pero nos movemos. Y no olvidemos que estos números están condicionados para muchos otros factores. ¿Dónde están las mujeres en la política? Si no hay mujeres en las altas esferas, no puedes esperar que estén representadas en los medios. Si no tienes mujeres en grandes consejos de administración o llevando grandes corporaciones, tendrás la sensación de que también faltan los medios. Lo que pasa en los medios no es independiente de lo que pasa en la sociedad, es una muestra. ¿Y qué significa esto? Que tenemos que trabajar más para ir a la raíz del problema y doblar nuestros esfuerzos en mejorar la igualdad de género, a todos los niveles.
En los medios hay cada vez más mujeres como reporteras, corresponsales… Pero, ¿cuál es la imagen que se da de estas mujeres, cree que es igualitaria?
Cuando hablamos de medios debemos acotar que son los medios. Hoy en día también han entrado en escena las redes sociales, que actúan como medios. Y sabemos, por ejemplo, que hay muchos más hombres que mujeres en las redes. Ellos tienen más acceso, y son sitios nuevos que se pueden utilizar de formas muy denigrantes hacia la mujer. Es como una nueva guerra, si se me permite la expresión. Así que los activistas también debemos entrar aquí… Y es un campo muy difícil, porque hay mucha publicidad, por ejemplo, que convierte a la mujer en un objeto. Y en esta batalla, hay muchos, muchísimos, intereses económicos.
En términos de medios de masas, el mensaje que extrajimos de Beijing en los años noventa era muy revelador: muchos editores ni creían que hubiera un problema. Tenían tanto asimilado el patriarcado (cultural y socialmente hablando), que los muy era difícil, muchos no creían ni que hubiera algo a resolver. Ahora el mensaje ha cambiado y es alto y fuerte: tenemos que conseguir que más mujeres estén en los puestos de responsabilidad de los medios, que tengan poder en la toma de decisiones, y empezar a cambiar la agenda global.
¿Qué trabajo se hace en Sudáfrica, un país tan marcado por el patriarcado?
En Sudáfrica hemos decidido que no hay atajos, tenemos una constitución muy potente que garantiza la igualdad de género y la usamos como guía. No podemos tener sin visibilidad a los medios a la mitad de la población. Pero estamos trabajando para poder monitorizar audiencias y tener un control, y hacemos seminarios para convertir el tema en algo divertido, y despertar así cada vez más conciencias. Estamos muy contentos de que, en Sudáfrica, donde teníamos los años noventa una cuota del 19% de representación femenina en los medios, estamos hoy en torno al 30%. La estrategia funciona, pero hay que ser perseverante y tienes que creer que el cambio es posible.
