OPINIÓN
La mujer debe defenderse de muchas cosas, como si fuera culpable de algún delito ancestral, porque sólo los culpables necesitan defenderse.
La culpa viene de lejos, de muy lejos. Para empezar, ya nos dice la religión (cristiana) que aquel debe creador hizo al hombre a su imagen y en la mujer la hizo después y quitándole una costilla al hombre. Hay que reconocer que este origen ya no es demasiado “glamuroso” …
Un poco más tarde, en ese paraíso primigenio, también es la mujer la que se lleva la peor parte porque se ve que se comió una manzana de un árbol que igualaba a la mujer (y el hombre) con dios, el árbol del saber absoluto, el del conocimiento del bien y del mal. Como castigo, los expulsó del paraíso y ella le dijo que pariría los hijos con dolor y que se ganarían el pan con el sudor de faenar. Se puede entender que al hombre no le gustó nada la degradación…
Y es con estos fundamentos que la Historia del Patriarcado ha construido su mundo, con la mujer como culpable y sometida al hombre. Y es así tanto si somos creyentes como si no lo somos, porque la religión (sea la cristiana o cualquier otra) ha empapado el mundo político y social durante muchos siglos.
Las mujeres debemos despojar de todos los prejuicios que nos han inculcado por el hecho de ser mujeres. La historia de la media naranja nos hace ser seres incompletos, cada persona, sea mujer o sea hombre, es una naranja entera. Tampoco el amor romántico ha ayudado a que la mujer sea un ser autosuficiente y libre. El amor comienza en el interior de cada uno y se da y se recibe entrega porque nace de la generosidad.
La mujer, sin un hombre, no era nada, había que tutelar en todo momento. Y no estamos hablando de siglos atrás, esto era así hasta hace cuatro días, es más, hay muchos lugares todavía en que esto sigue siendo un hecho cotidiano. Es muy difícil sacarnos una losa así, tan pesada, de encima.
No quiere decir que no ha habido mujeres a lo largo de toda la historia que han roto las cadenas del patriarcado y han hecho la suya, pero muchas de ellas lo han pagado con la propia vida. No gusta demasiado al sistema patriarcal que la mujer se tome muchas libertades porque hace peligrar las estructuras donde se funda.
Defensa, autodefensa, todo suena a un mundo violento y que violenta a la mujer. Ahora que muchas ya somos mayores de edad, independizadas del patriarcado, nos siguen matando por ser mujeres. Hay una gran convicción de la propia estima, somos poderosas, podemos hacer lo que nos proponemos en la vida. Pero la mujer, por el hecho de serlo, requiere de un doble (o triple…) esfuerzo para demostrar que está capacitada para cualquier tarea que ella se proponga: menos sueldo por igual trabajo, el cuidado (de criaturas, de dependientes en general …) la hace mayoritariamente la mujer, la igualdad todavía lleva pañales. El patriarcado se resiste a desaparecer.
Hay pues tener la cabeza bien puesta, bien amoblada, con las ideas bien claras. Y sí, si es necesario, si ella (quien sea) o cree oportuno, hacer una buena práctica de autodefensa física, psicológica y afectiva, donde el cuerpo y la mente estén en plena armonía.
