viernes 27 septiembre 2024

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El derecho al voto para las mujeres en Colombia ¿un regalo?

Por Fabiola Calvo

Acalorados debates en el Congreso de Colombia y mucho lobby de la Unión Política femenina que nace en 1944 y luego la Alianza Femenina, hechos acompañados de continuas acciones y logros del movimiento sufragista en Europa y en América Latina.

Fue entonces el 25 de agosto de 1954 que se aprobó el derecho al voto de las mujeres en Colombia y que pudieron ejercer en el plebiscito en 1957 para aprobar el Acuerdo del Frente Nacional, y para contradicciones históricas, ese fue el gran pacto de la exclusión.

Gobernaba el dictador Gustavo Rojas Pinilla quien subió con el apoyo de la oligarquía liberal y conservadora. Escuchamos decir gracias a él, las mujeres obtuvimos el derecho al voto. ¿Disculpen? ¡Ah! ¿Un regalo?

Este compromiso según afirmó el conservador Mariano Ospina Pérez: “El establecimiento del voto femenino corresponde a un compromiso internacional del país y es un deber de justicia…”. Citado por Lisa Gómez en su tesis doctoral presentada en la Universidad Externado de Colombia “Construcción de la ciudadanía de las mujeres en Colombia, cuatro acontecimientos históricos”.

Incontables los pasos de las mujeres desde la participación de ellas en la toma de la Bastilla y en la Revolución Francesa para que finalmente…finalmente los varones aprobaran los Derechos del Hombre y el Ciudadano. Olympe De Gouges expresó desacuerdo con su publicación sobre los Derechos de la Mujer y la Ciudadana que propone la igualdad jurídica. Fue llevada a la guillotina.

Aun así, Francia continuó publicitando la esencia de la revolución: Liberté, Égalité y Fraternité. En el Panteón: “A los grandes hombres, la patria agradecida”. Para ellos el reconocimiento mientras que a ellas les fueron prohibidas las reuniones con más de cinco mujeres y muchas fueron encarceladas.

Luego, otra mujer que participó en la Revolución francesa, Mary Wollstonecraft, escribió “Vindicación de los derechos de la mujer”, y contundentemente dice que las desigualdades entre hombres y mujeres tiene un origen cultural, razón por la cual propone una educación igualitaria.

La historia continuó su curso con el Código napoleónico que exigía obediencia a sus maridos ¿Hasta luego conquistas? Por lo menos las reclamaciones quedaron enunciadas con tal convicción y razonamiento (ilustración y razón) que los surcos, las semillas vieron retoños de la mano de las convencidas que siguieron la ruta trazada.

Las mujeres en el mundo antes de la denominada ‘primera ola’, se enfrentaban en solitario a la desigualdad y quizá sin ser conscientes sumaban a los vientos de libertad que luego empezaron a dar cuenta de cientos y miles de mujeres que empezaron a exigir derechos, luego en la segunda ola, la Sufragista, buscaron su participación política, el espacio público donde se toman las grandes decisiones, donde habían decidido por nosotras. Objetivo: el derecho al voto.

En Estados Unidos las mujeres lucharon por la independencia y por la abolición de la esclavitud, motivadas por esta última viajaron a Londres al Congreso antiesclavista pero no les dejaron participar y sí escuchar detrás de una cortina. A su regreso Lucretia Mott y Cady Stanton con un alto grado de indignación inician su lucha por los derechos de las mujeres.

Tanto en Estado Unidos como en Inglaterra, el gran movimiento llevó implícito movilizaciones, huelgas de hambre, incendios, sabotajes… Y por fin ¡Por fin! En 1918 en Inglaterra consiguieron el derecho para las mayores de 30 años y en Estados Unidos en 1920 para mujeres blancas. Sucedió después de la Primera Guerra Mundial. ¿Un regalo?

España obtuvo este triunfo en 1931 durante la Segunda República y en Francia en 1947, mientras que Uruguay fue el primer país en América Latina en conquistar en 1927 el voto femenino, al que le siguieron Ecuador, Brasil y México. Colombia en 1954.

Los compromisos continuaban porque el trabajo internacional de las feministas permitió que después de una batalla fallida en el parlamento inglés, la palabra persona, algo que hoy parece simple y sencillo, fuese clave en la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948, firmada por Colombia.

Simultáneamente, en Colombia mujeres de la élite política e intelectual se organizaron, hicieron lobby en el Congreso y dieron la batalla: Bertha Hernández de Ospina, Ofelia Uribe de Acosta, Esmeralda Arboleda, Josefina Valencia y otras tantas.

En este trasegar encontramos el andar por todo el territorio nacional de María Cano haciendo actividad política en la década de los 20 y parte de los 30, la huelga dirigida por Betsabé Espinal y las beligerantes mujeres escogedoras de café. ¿Mujeres sumisas? ¿Un regalo?

Hago alusión a estos hechos porque es la suma de luchas las que van armando el rompecabezas de la fuerza de unas y otras para reivindicar y lograr sus derechos. Es esta lucha colectiva y no en solitario una característica del movimiento feminista.

Ningún derecho de las mujeres ha sido un regalo. Hemos contado con el apoyo de hombres conscientes de los derechos universales, de los derechos de las mujeres, la no discriminación. Gana la humanidad.

Queda mucho por debatir y mucho por hacer.

Font: El Expectador

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