Maimouna Sabaly creció en Cataluña casi sin referentes étnicos. Ahora, junto con otras mujeres en Calella, ha creado la Unión Senegalesa por la Solidaridad y el Desarrollo Ciudadano (USSEC).
Maimouna se siente muy orgullosa del trabajo de apoyo a los niños y niñas de su comunidad para combatir uno de los graves problemas que tienen: el absentismo y el fracaso escolar.
¿Qué os motivó a crear una asociación de mujeres senegalesas?
Con el paso de los años se han ido cambiando algunos hábitos. Desgraciadamente en algunos casos hemos perdido cosas buenas, entre otras, la gente estaba más conectada, los fines de semana se aprovechaban para ir a visitar algún familiar, amistades… Hoy en día la gente suele reunirse normalmente en casamientos, bautizos y velatorios.
El asociacionismo nos ayuda a conectar desde otra perspectiva, una participación libre pero comprometida para trabajar por el conjunto. Podríamos decir que ya no nos conformamos a sobrevivir, queremos prosperar. Y la cooperación es la mejor manera para mejorar nuestras condiciones de vida, si lo conseguimos juntos podremos dejar un legado a las próximas generaciones, evitar conflictos como los que pasan en Francia con las segundas generaciones.
¿Consideras que es importante organizarse entre mujeres?
Crear una red no solo nos hace menos vulnerables, sino que también nos hace más eficientes. Las mujeres muy a menudo viven a la sombra del hombre, ya sea el marido, padre o hermano. Ellos son los que muchas veces deciden lo que es bueno para ellas.
La organización entre mujeres permite un espacio en que la mujer se encuentra considerada y valorada. Es un espacio de crecimiento vital que abre la puerta al empoderamiento.
De izquierda a derecha: Maimouna Sabaly, Maonde Boiro, Astou Mane, i Aissatou Balde, presidenta de la Associación USSEC
¿Habéis hecho alianzas con otros grupos de mujeres?
Lo hemos hecho y lo seguiremos haciendo, porque es una oportunidad para intercambiar experiencias e ideas. A la hora de hacer piña, cuantas más seamos, mejor. Es favorable poder contar unas con las otras recíprocamente, siempre que exista la necesidad.
Una de las líneas de trabajo de la entidad va dirigida a combatir el absentismo y el fracaso escolar de los niños y niñas. ¿Cuáles son las causas?
Hay estudios que constatan que el fracaso y el absentismo de hijos de inmigrantes casi duplican al de las personas autóctonas. Un ejemplo claro es el del colectivo de Gambia con un alto volumen de niños de segunda generación que tienen un fracaso escolar del 40%.
Uno de los retos de mayor importancia es conseguir que la juventud de la comunidad crea en sus capacidades, que se sientan apoyados por sus progenitores y el conjunto de la comunidad, y así consigan acceder y superar las formaciones de grados superiores, y estudios universitarios.
La formación académica incrementa al alza las posibilidades de tener trabajos mejor valorados, mejor remuneradas, y por tanto, conseguir una mejor calidad de vida.
Vuestros padres y madres llegaron aquí, y cuando podían, enviaban remesas a Senegal. En cambio, tu generación está empezando a cambiar el chip y apuesta por un modelo de codesarrollo. ¿Habéis iniciado algún proyecto de estas características?
Uno de los proyectos que tenemos va dirigido en esta línea. La idea es apostar por el cultivo de las tierras, hacer formación, buscar las herramientas necesarias para cultivar, canalizar el agua de los pozos…
A pesar de que solo tenéis dos años de vida, ¿de qué acción te sientes más satisfecha?
Sin duda, me siento muy orgullosa de haber dirigido y ejecutado las clases de refuerzo. Recuerdo que sentí compensada la falta que dejó en mí, no tener ningún tipo de refuerzo a la edad de seis años, y me hubiera ido muy bien.
Fiesta de inauguración de la Associación USSEC de Calella
Supongo que más de una vez te habrán dicho aquello de “que bien que hablas catalán”, ¿no?
Me lo han dicho demasiadas veces… Pero la gente cada vez es más consciente de la diversidad y la importancia de sumar. Mi madre fue una de las primeras mujeres africanas que llegó al municipio de Arbúcies. Yo era la única niña senegalesa en todo el pueblo y alrededores, y en la escuela tampoco había nadie que tuviera labios gruesos, piel oscura y cabellos con rizos diminutos.
Por suerte duró poco ya que se estaban empezando a informar y a ejercer sus derechos, y en aquellos momentos se posó de “moda” traer a las mujeres e hijos.
¿Cómo se está viviendo la situación de la Covid entre las mujeres senegalesas?
La situación nos ha obligado a parar todas las actividades, pero lo peor es que la mayoría de mujeres contratadas como camareras de habitación para las temporadas vacacionales, no han sido contratadas, ni ERTO, ni paro, ni ayudas. La mayoría todavía esperan que instituciones como el SEPE o la Seguridad Social les dé respuesta. Otras, todavía no han podido hacer la tramitación por vía telemática por falta de información y formación, llamadas que no son atendidas, etc.
Muchas han tenido que recurrir a Cáritas para conseguir alimentos de primera necesidad, otras están en procesos de desahucio y otras variables que están haciendo que la pandemia por la Covid no solo sea una crisis de salud pública sino también económica.
¡Ahora somos más vulnerables! ¡Nos hemos vuelto invisibles!
