Nicaragua es el país más grande del América Central y uno de los más pobres de toda latinoamérica. La mitad de su población vive por debajo del umbral de la pobreza. Pese a esta situación, Nicaragua es un corazón valiente en medio de todos los países centroamericanos, construida en base a guerras civiles, por la independencia y contra las autocracias.
Hoy se encuentra en una situación complicada en la que parte de aquellos ex-guerrilleros del FSLN que consiguieron en 1979 volver la esperanza al mundo derribando y eliminando al dictador Somoza, creando un estado laico, igualitario, capaz de enfrentarse al gran enemigo norteño que los asedia durante décadas con la Contra a las selvas fronterizas, inician una política errática, populista y personalista, pactan con sus enemigos internos la venta al capital extranjero de una gran parte de las tierras, la construcción de una industria turística depredadora y la derogación de leyes que protegían -sobre todo- a las mujeres.
De repente parece que -pretendiendo responder a las denuncias por comportamiento machista que contra él hicieron los movimientos de mujeres, Ortega y su segunda mujer, Rosario Murillo- se inician una serie de actuaciones encaminadas a penalizar y desmontar estos movimientos de defensa de las mujeres, llegando a tomar la decisión en 2006 de derogar la ley del aborto más antigua de toda América (fechada en el año 1893). Esta ha sido una de las formas más brutales de penalizar a las mujeres y a los médicos que les ayudan, sea cual sea la circunstancia que las lleve a abortar. Lo es tanto, que estando litigante a los tribunales nacionales e internacionales después de que por primera vez, el comité contra la Tortura de las Naciones Unidas abordara la penalización del aborto bajo cualquier circunstancia en Nicaragua como una medida que violenta los derechos humanos, tildándola de tortura.
¿Por qué explico esto? Porque quiero presentaros a dos entidades que trabajan en la trinchera de la exclusión para hacer de la vida de niñas y niños, de personas que viven con el VIH/sida, una vida digna, posible, completa, teniendo en contra al propio sistema.
En Managua viven 1.374.000 personas, entre estas hay un porcentaje enorme de niñas y niños, adolescentes que acaban viviendo solos en la calle, en los llamados “focos” o edificios en ruinas. Son niños que provienen de familias pobres, desestructuradas, y que han vivido violencia y abusos por parte de familiares cercanos y a la calle reproducen el mismo patrón mientras luchan por sobrevivir. Para romper el marco en el que crecen y ofrecerles una posibilidad de vida digna, se creó la asociación INHIJÀMBIA, en 2000.
INHIJÀMBIA significa en nàhuatl “mujer heroica y triunfadora, aquella que lucha por sus derechos”. Las mujeres que la crearon encarnan esta descripción y procuran que todas las niñas y niños que atienden acaben siendo héroes de su propia vida, con mucho de esfuerzo, adaptándose a sus realidades, aprendiendo y haciendo formación continúa de nuevas metodologías y que -con la ayuda internacional- lo van consiguiendo. www.inhijambia.org tiene 3 ámbitos de trabajo: buscar niñas y niños de la calle, establecer relación con los padres y madres con objeto de involucrarlos en estos cambios de vida, facilitar espacios de aprendizaje, de reflexión y facilitar a chicas y chicos una primera comida y educación para obtener un oficio y trabajo con el cual puedan obtener autonomía.
La educación sexual es básica, se hace una tarea ingente para revertir patrones machistas y violentos, para apoderar las jóvenes, muchas de ellas madres, a fin de que lleguen a tener una casa propia, un trabajo remunerado y que no sean dependientes de ningún hombre. “Compañeras y compañeros de vida sí, posesión de nadie, nunca más”, dicen en esta ong.
La otra entidad, nacida en 2003 es ANICP+VIDA (www.anicpvida.org), es una asociación de personas que viven con VIH/sida, amigos y familiares. Hacen labres de sensibilización, acompañamiento, información y activismo a nivel nacional e internacional y han crecido haciéndose fuertes a partir de la ayuda mútua y del aprendizaje continuo. El primer acto valiente fue crear un documental “POSITIVOS” poniendo cara a su realidad, invitando a “salir del armario” de la vergüenza y el estigma a todas y cada unas de las personas que hasta aquel momento vivían escondidas, maltratadas por muchos familiares por ignorancia. En ocho años de existencia, han conseguido tener 6 secciones en todo Nicaragua, incorporar a su misión a ONUSIDA y mantener la horizontalidad de acción.
Vivir con VIH no es fácil: hay que batallar por cada dólar invertido en tratamientos y hay que estar siempre alerta ante la constante vulneración de los derechos fundamentales de las personas. De esto la gente de ANICP+VIDA se ocupa incansable y profesionalmente y con el corazón, y creo que si muchas de las organizaciones establecidas en el norte del planeta, con fondos que muchas veces están mal gestionados, miraran esta manera de trabajar, humilde, y fuesen conscientes de qué frutos obtienen y cómo saben organizarse las pequeñas entidades del mal llamado Sur, quizá perdiésemos marcas de solidaridad internacional con mucho glamour, pero ganaríamos en eficiencia y en cambio real por una acción dirigida sobre el terreno a desarrollar.
