En los momentos de transformación económica y social que vive Cuba urge pensar qué tipo de cambio se quiere y hasta dónde este influirá en los avances experimentados por las cubanas en los últimos 50 años.
Sobre este y otros asuntos debatió el coloquio “Ética y política en el movimiento de mujeres”, realizado los días 25 y 26 de enero en La Habana , organizado por el Grupo América Latina: Filosofía Social y Axiología (Galfisa).
El encuentro dio la posibilidad de escucharse, intercambiar y aportar múltiples miradas a temas como la necesidad de profundizar en el feminismo revolucionario cubano, la crítica al patriarcado y el destino de las mujeres.
Las transformaciones ocurridas en el país en el último medio siglo permitieron a las cubanas ser el 66 por ciento de la fuerza laboral y más de la mitad de la fuerza técnica, en el sector estatal del país.
En un entorno internacional marcado por la crisis, Cuba desarrolla un proceso de transformaciones insertadas en lo que ha llamado actualización de su modelo económico, en busca de mayor productividad y eficiencia.
Como parte de ese camino, se prevé racionalizar más de un millón de empleos del sector estatal y ampliar el trabajo en el sector no estatal, como una alternativa más de empleo. Para especialistas, esto podría incidir negativamente en el sector femenino.
Estudiosos advierten que si bien 64,7 por ciento de los graduados universitarios y 66,4 por ciento de la fuerza técnica y profesional del país son mujeres, las opciones en oferta para el trabajo privado resultan muy precarias y pobres en conocimiento tanto para ellas como para los hombres.
Integrantes del mundo académico, organizaciones no gubernamentales, instituciones y proyectos participativos que desarrollan procesos de capacitación y formación a lo largo de toda la isla, analizaron los puntos que los unen, así como la necesidad y viabilidad de la articulación a partir de intereses comunes.
Georgina Alfonso González, coordinadora del proyecto de investigación “Ética y política en el movimiento de mujeres”, declaró a SEMlac que el encuentro fue concebido como espacio para exponer los resultados parciales del mapeo realizado en las más de 76 experiencias que trabajan temas de género, mujer y feminismo y posibilitar el intercambio entre quienes los ejecutan.
De acuerdo con Alfonso, las entrevistas aplicadas arrojaron preocupaciones en torno al empleo femenino en familias donde las mujeres son jefas de hogar, las escasas oportunidades para el trabajo por cuenta propia, la reproducción de la vida y la forma de participación en espacios de toma de decisiones, que todavía funcionan con patrones patriarcales y machistas.
“Solo se da la emancipación si hay posibilidades reales de producir y reproducir la vida de manera emancipada, de lo contrario estamos reproduciendo otras lógicas. Hay que poner en el debate económico lo que está sucediendo en las prácticas porque el tema del empleo es esencial”, dijo.
“El proyecto social cubano ha desatado muchas emancipaciones en lo interno y es un proyecto para reflexionar y adentrarse en él”, consideró Yohanka León del Río, de Galfisa.
Gilberto Valdés, coordinador de ese grupo, consideró importante reivindicar críticamente, pero con mirada desprejuiciada y justa, la historia del movimiento de mujeres en Cuba, el perfil que le otorgó a la lucha antiesclavista y anticolonial en el siglo XIX y, posteriormente, las corrientes feministas de la primera mitad del siglo XX.
Asimismo, destacó que la estrategia desarrollada por el proceso cubano, desde 1959, colocó a las mujeres y la sociedad en su conjunto en una ruta de autoemancipación que permite hoy redefinir y enfrentar creativamente los nuevos desafíos de cara a los cambios.
“Hoy debemos ser feministas anticapitalistas, lo que significa reconocer que existen las discriminaciones -étnicas, raciales, etarias, por nociones sexuales- existen como componentes del sistema de dominación múltiple y expresiones de una civilización explotadora, a la que no debemos plegarnos si queremos mantener y hacer más plena la libertad alcanzada”, señaló Valdés.
Para Wilmer Pérez, del Instituto de Historia, la experiencia cubana dejó una impronta liberadora en muchos sentidos y hoy uno de los retos que enfrenta es el de articular un respeto efectivo a la diversidad y la necesidad de vincular los dominios políticos, económicos, éticos y culturales.
La periodista e investigadora Isabel Moya consideró que uno de los grandes desafíos para las personas que estudian estos asuntos es escribir, debatir y problematizar sobre estos temas, reconociendo la existencia de múltiples feminismos. A su juicio, tanto desde la academia como desde otros espacios “hay mucho que estudiar, escribir y, sobre todo, sistematizar, teorizar y debatir”.
Los cambios ocurren no solo en Cuba sino también en otros países de América Latina, en medio de un entorno mundial de crisis económica y movimientos de protesta en decenas de países.
En la cita, en la que participaron también activistas de México, Ecuador, Guatemala y España, se escucharon reflexiones sobre la realidad latinoamericana, la despatriarcalización, la diversidad y la gestión colectiva.
Por la reproducción de la vida y no del capital se pronunció Irene León, feminista ecuatoriana. “Se trata de recuperar una posibilidad de futuro colectivo, no individualista ni aliado a las leyes y reglas del capital y la acumulación de riquezas para un pequeño grupo”, dijo a SEMlac León, quien ponderó la inclusión de las cosmogonías y las poblaciones originarias en los procesos políticos en Bolivia y Ecuador.
El encuentro, organizado junto a la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), se inserta en el proyecto Ética y política del movimiento de mujeres y desafíos del feminismo y el socialismo en Cuba en el siglo XXI, que desarrolla Galfisa.