OPINIÓN
El verano ha sido terrible para las mujeres. Las noticias sobre hechos execrables no han dejado de sucederse y los personajes “peculiares” y neomaschistas, incluso directamente machistas se han retratado constantemente.
El archivo del caso de violación en la feria de Málaga ha puesto sobre la mesa todas las carencias que siguen existiendo a nivel policial y judicial sobre formación y sensibilización en materia de agresiones sexuales. Pero las consecuencias directas e inmediatas de este archivo son terribles en todos los sentidos, ya que a una mujer joven se le ha destrozado la vida, en el sentido más amplio de la expresión, ya que como dice el ex delegado del Gobierno para la Violencia de Género, Miguel Lorente Acosta “Ni siquiera ha habido tiempo material para analizar las pruebas encontradas” y a pesar de ello, se ha archivado el caso.
Este caso ha desatado lenguas y han aparecido las “hazañas” de turno. El bocazas del Alcalde de Valladolid se lleva la palma con sus comentarios sexistas, machistas, misóginos y idiotas que denotan su absoluta falta de creencia en la igualdad real entre mujeres y hombres. Si de verdad tuviera dignidad política, este señor se hubiera apartado de la vida pública en el siguiente segundo de soltar su provocador comentario machista. Pero estamos en España y ni su partido, el de la gaviota carroñera, ni nadie del Gobierno le ha pedido que se vaya. Un ejemplo a seguir por toda la retahíla de machistas y neomaschistas tanto de derechas como de centro o izquierdas gobernando las instituciones.
Y mientras a las mujeres nos siguen asesinando. Sí, nos asesinan por ser mujeres. Y el terrorismo machista se ha llevado la terrible cifra de más de setenta mujeres. Por supuesto esta cifra queda casi a la mitad si vamos a las cifras oficiales del Ministerio ya que como sabemos allí no computan las muertes de mujeres que han muerto en el hospital al cabo de un tiempo después del intento de asesinato. Terrible. Horroroso. Y el Gobierno en silencio.
Y este silencio sólo se ha roto por una reunión de Ana Mato, ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad de España y la presidenta del Observatorio de Violencia de Género del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Ángeles Carmona el pasado día tres de septiembre. Reunión en la que de nuevo se habla de temas ya contenidos en la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, pero que con los recortes de este desgobierno, parecen olvidadas.
Sobre los principales aspectos que, según la nota de prensa, se hizo hincapié, todos ellos están contenidos en la ley antes mencionada. Es que se les ha olvidado que tenemos una legislación que fue pionera en su momento para combatir este tipo de asesinatos. Se les ha olvidado que el problema de partida es que el partido que nos desgobierna, si éste de la gaviota carroñera, no se creyó nunca esta ley y por ello la recurrieron ante el Tribunal Constitucional que no les dio la razón y por eso la vacían de contenido al dejar sin recursos económicos y de todo tipo, aunque sea a costa de la vida de más de setenta mujeres en lo que va de año. Se nos olvida que este mismo partido ha llevado ante el Tribunal Constitucional toda la legislación que pretende acabar con las desigualdades entre mujeres y hombres, sea del tipo que sea. Al parecer a demasiada gente se le olvida que esta gentuza del PP pretende devolver a las mujeres a etapas ya superadas con sus recortes y reformas obvias o camufladas.
Por eso es necesaria una alerta feminista continuada y en todos los frentes posibles.
Porque el espacio simbólico que están intentando crear es el de una sociedad donde las mujeres somos “cosas”, sin vida propia, sin derechos. Porque el neomachismo emergente es más peligroso que el machismo conocido. Porque sin cuestionar abiertamente la igualdad entre mujeres y hombres, así como los espacios conquistados en materia de derechos civiles, sí cuestiona los mecanismos que lo hacen posible. Y, por supuesto sigue dudando y esparciendo esta duda sobre la veracidad de las voces de las mujeres en todo lo que hace referencia a igualdades reales en todos los ámbitos de la vida, como lo ocurrido en Málaga.
Este espacio simbólico debe ser reconstruido para la igualdad real. Y se necesitan todas las fuerzas y de todas las voces para hacerlo. Por eso mismo a pesar de que hayamos estado de vacaciones, hemos estado en alerta, porque ellos y ellas, la gentuza que defiende la desigualdad, los asesinos machistas, los que con largas capas rojas de más de cinco metros pretenden esconder sus faldas largas y negras y que pretenden imponer sus mandatos arcaicos, que tienen demasiada prisa para archivar casos, toda esta gente no ha estado de vacaciones y han actuado. Y el terrorismo machista nos ha enseñado su peor cara.
Y lo ha hecho en forma de asesinatos de muchas mujeres, aunque sólo hubiera sido una. Lo ha hecho en forma de verborrea incontrolada, de intento de silenciar voces discrepantes. Lo ha hecho dictando sentencias y no sólo como la de Málaga o, es que la del juez de Gijón que obliga a una mujer maltratada a pagarle los viajes a su ex-marido para que vea su hijo no es terrorismo machista? Y sigo. Es que el hecho de tener a punto una propuesta de ley que impide a las mujeres elegir sobre su propio cuerpo y su propia maternidad no es terrorismo machista en la medida que sesga nuestras libertades como seres humanos libres? Es que las muertes de las mujeres que interrumpan sus embarazos ilegalmente y en condiciones precarias no será terrorismo machista? Y así un largo etcétera.
Ellos y ellas siguen ahí intentando imponer sus criterios a pesar de que lo disfracen de necesidad de grandes pactos. Sólo son palabras y lo sabemos y por ello cada vez más gente no les creemos nada. Se imponen con su rodillo. Y a los de faldas largas y negras y a mucha gente con frufrú los aplauden las medidas que toman para frenar el camino sin retorno de las libertades que las mujeres exigimos y poco a poco fuimos conquistando.
Nos quieren sumisas. Sujetas al hombre. Obedientes. Subsidiarias. Sin voz ni criterio para elegir qué vida queremos vivir. Nos quieren silenciosas.
Y algunas hemos salido llamativas, réplicas, gruñones, con criterio y voz propia y sabiendo, al menos, qué vida NO quieren vivir. Y por supuesto independientes, autónomas y sin sujeción a otra voz que no sea la propia o la compartida voluntariamente. Y además los cuestionamos abiertamente. Y estamos en alerta permanente para que los espacios de libertad personal y colectiva de mucha gente no desaparezcan en sus manos sucias y llenas de imposiciones y recortes a la población más vulnerable mientras ellas y ellos siguen viviendo cómodamente y libremente a golpe de tarjeta de crédito.
Nuestros derechos no se tocan y por eso la gente feminista, la gente que pensamos que otro modelo social y económico es posible, estamos en permanente alerta.
Porque cuando tocan a una, nos tocan a todas y cada día más.
Porque no olvidemos el sufrimiento de nuestras amigas y hermanas que sufren al lado de casa o al otro lado del mundo.
Porque el machismo mata en todas partes y de muchas maneras.
Porque nuestras vidas de mujeres tienen el mismo valor que la de ellos y se les debe recordar cada segundo.
Porque el espacio simbólico hetero-impuesto no nos gusta.
Y sencillamente porque no nos creemos las milongas que nos cuentan cada día.
Por todo esto y muchos temas más, debemos mantener la alerta feminista de manera permanente para que no se expanda el terrorismo machista que intentan imponernos de muchas maneras y cada día. Pero sobre todo porque el machismo desaparezca y deje a asesinar a las mujeres.