Que la película las “Sufragistas” ha pasado de puntillas en las crónicas y criticas de los medios convencionales no termina de sorprender. Dadas las recalcitrantes urticarias que el ejercicio de la libertad femenina provoca en los estamentos.
Los cuales, amparándose en la “calcomanía” de lo que es políticamente correcto, desestiman siempre lo que pueden las mujeres
Que “sufragistas” destaca en su clímax narrativo un episodio que tiene relación en cómo los medios tratan las informaciones y las noticias que hacen referencia a las luchas de las mujeres, y que es precisamente éste, uno de los aspectos que menos aparece en las crónicas y críticas habituales, tampoco es de extrañar por completo, que “sufragistas” de momento no ha sufrido escarnio mediático, podría ser debido a que los escarnios estaban entretenidos con las que están en la pantalla del lado del cine a la de la televisión. quizá (?), periodistas y políticas
Que como describe tan valientemente el trabajo de Sarah Gravon, directora del filme, pocos (con alguna honorable excepción) compañeros y hombres diversos, se atreven de manera explícita a denunciar o poner en evidencia lo que sus congéneres practican y hacen no sólo a la película sino en nuestra realidad mediática.
El film habla claramente de una dinámica histórica y repetida: que cuando los feminismos logran éxitos indiscutidos mejor no hablar, y sobre todo que los poderes se aprestan a neutralizar sus efectos transformadores; como cuando la concentración de 7 de Noviembre en Madrid que una vez más fue secuestrada mediáticamente y sin ningún tipo de complejos, por la voz de hombres líderes tanto de la vieja, como los de la nueva política.
Que el género masculino cuando se encuentra sin la “inestimable” apoyo de excusas y estigmatizaciones derivadas de pensamientos racistas o políticas, se desimfla, y no sabe cómo posicionarse cuando hay denuncias que destapan agresiones verbales o físicas, y que ponen de manifiesto las impotencias de quienes las practican: Hombres, que como en el caso de la noche de fin de año en Colonia o Amsterdam, no reciben, como sí ocurría en la magnífica ficción de Marleen Gorris, Antonia’s Line (1995), el castigo moral de sus congéneres.
Por cierto, tendremos que recordar para mantener viva la memoria como pretenden hacer las “sufragistas”, que Antonia’s Line, es uno de los filmes más interesantes de su filmografia, que junto con Christine M (1982) recibió el Oscar a la mejor película extranjera.
También sufragistas nos habla de la vieja práctica de la ridiculización a las mujeres luchadoras, que si vieja e històrica, y como siempre, parece que es mejor que la de asumir las consecuencias de su revuelta. Mejor estar a la espera del error de las otras o si éste no aparece, pues construirlo! . Que si la falda es demasiado corta, que si el flequillo demasiado recto, que si el coraje se califica de barroerisme, que si a la convicción llaman terquedad. Que si gordas, que si viejas que si … brujas !!! Todo tal y como lo recrea el film a principios de siglo XX, intenciones muy similares a las de principios de siglo XXI.
Sufragistas es un filme del todo convencional en la puesta en escena, ciertamente, y también en el criterio de recreación del tiempo y el espacio históricos pero teñido con un pátina radical y tierno y de expresa voluntad de inscribir a las espectadoras y los espectadores que quieran, en la experiencia de una genealogía y perspectiva feminista, que en el terreno de los imaginarios parece haber hecho diana. Ha aparecido oportunamente
Sufragistas construye un relato aplaudido con entusiasmo en las salas donde se ha proyectado, llorado por chicas que entienden con este film de donde viene su angustia actual: de la desconsideración, del abuso, de la falta de complicidad con los compañeros , del miedo a perderse en un mar de asunciones que por razón de sexo, clase y etnia se imponen en el día a día líquido, informe y asfixiante.
