miércoles 16 abril 2025

miércoles 16 abril 2025

90 Aniversario de Antonina Rodrigo

Por Montse Fernández Garrido*

El pasado 4 de febrero la escritora granadina Antonina Rodrigo, que se autodefine como “obrera de la pluma”, cumplió 90 años.

Antonina Rodrigo, durante algo más de cincuenta años, vivió en Barcelona, tras regresar de Francia, en donde residió unos años con su compañero, el también escritor anarquista Eduard Pons Prades, huyendo de la dictadura franquista, para poder vivir desarrollando luchas para transformar y mejorar el mundo.

En Barcelona, cada aniversario, ella nos reunía para celebrarlo a un grupo de amigas, su familia elegida, ya que sus hermanas y hermano residen en su Granada natal. Nunca llegamos a ser más de veinte. En un bar del Eixample nos preparaban una exquisita variedad de tortillas, pan con tomate, jamón, vino y cafés, acabando con una tarta, lo único que ella nos dejaba aportar. Y siempre, siempre, con prohibición de regalos. Nos saltábamos su prohibición, recibiendo quejas, llevándole objetos o alimentos absolutamente necesarios para la vida, entre los que se encontraban también los libros. Y en alguna ocasión un bono para un balneario donde pudiera descansar de su agitada vida de investigaciones, viajes, conferencias, artículos, libros…

Hace ya dos años que Antonina Rodrigo marchó a su tierra y éste decidimos acompañarla en su fiesta de onomástica más de cien personas. Llegamos de toda la geografía, aunque mayoritariamente había gente andaluza, donde es tan admirada y querida también.

De nuestro grupo, el de las catalanas, solo pudimos acudir siete desde Barcelona. Cinco en tren (entre nosotras un hombre solidario, Jaume, amigo también) y dos en avión, días antes, para ayudarla a organizarlo todo para atendernos y agasajarnos con amor como siempre hace.

Llegamos a su casa el lunes, día 3, por la noche y nos tenían preparada una exquisita cena típica catalana: “pa amb tomaquet” y numerosos platos de embutidos, quesos, atún, alcachofas, patatas chip… También había invitado a dos luchadoras anarquistas gallegas. Fue una noche inolvidable: besos, abrazos, risas, poemas, anécdotas, recuerdos, utopías, feminismo, en un hermoso piso con infinidad de bellos cuadros que le han sido regalados por conocidos pintores amigos suyos.

Al día siguiente la Fiesta, organizada y pagada por ella, como siempre (mirad la fotografía de la invitación y sabréis de la solidaridad de la escritora) se celebró en un bello local, llamado “La Tertulia”. Más de cien personas, todas amigas y admiradoras de esta granadina universal, como el poeta García Lorca, del que ella es la mejor conocedora y divulgadora.

Deliciosa comida y bebida sí, pero, ante todo, un micrófono. Desde allí fuimos hablándole, transmitiéndole cuanto la admiramos y queremos, porqué nos parece una persona tan especial, tan de verdad, tan progresista, solidaria y generosa y tan en armonía con las ideas que defiende, (eso tan poco habitual), que nos tiene enamoradas. Discursos y poemas.

Yo le lleve una lista, de una veintena de personas que la felicitaban y que no habían podido asistir a su celebración: Un poema que la emocionó, de la periodista y escritora gironina Carmen Alcalde (que junto con Antonina Rodrigo, Susana Koska y yo, nos reuníamos cada quince días a comer, mientras ella vivió en Barcelona). Un texto escrito por la luchadora del PSUC y de CCOO, la conocida dirigente vecinal de Nou Barris, Maruja Ruiz Martos, granadina como ella, que había nacido en una cueva y que padeció lo indecible en su tierra porque sus padres eran pobres y él primero militante anarquista y luego comunista. Y ella, la madre, por ser su esposa, encarcelados por su lucha antifranquista. Maruja Ruiz fue la que organizó a las mujeres de los trabajadores de Motor Ibérica, en huelga en el año 1973, que tras casi un mes encerradas en una iglesia con sus hijos, fueron sacadas a palos por la policía y que en la calle, cuando les ordenaron quitarse los chalecos (tal como ella había previsto) en los que ponía  “Motor Ibérica en huelga” y como debajo no llevaban nada, mostraron los pechos. Los policías tuvieron que ordenar que de inmediato se pusieran los chalecos, que ellas pasearon por toda Barcelona, hasta ganar el pulso a la empresa, que tuvo que readmitir a los despedidos por haber exigido mejoras laborales. Ella fue quien, antes que Manuel Vital, el de “El 47” (compañero de partido y sindicato, y amigo suyo), secuestró y consiguió subir dos autobuses a Torre Baró. La que se negó a aceptar que le pusiera en el cuello una medalla de la ciudad de Barcelona un alcalde de derechas, Xavier Trías, espetándole en el Saló de Cent, ante el público que abarrotaba la sala, que su gobierno destrozaba todas las posibles mejoras por las que ella luchaba para el barrio. Su valentía se reflejó en la prensa de la época y sus vecinos ensalzaron y celebraron su acto.

Y otros tantos amigos y amigas que me habían encargado que dijera unas palabras de amistad y homenaje en su nombre: Paul Preston, Anna Balletbó, Carmen Sarmiento, Elvira Siurana, mujeres del Amical Ravensbrug, historiadoras, wikipedistas, fotógrafas, abogadas, bibliotecarias. También una chica de barrio de barracas de Badalona, (mi barrio, amigas desde pequeñas), María Navarrete, que ahora es universitaria, a los 60 años. Gente de todo tipo de profesiones e ideologías progresistas y todas feministas…

Petry Jiménez leyendo el poema Las mujeres de los rojos de Montse Fernández Garrido

Otra del grupo de Barcelona, (aunque es extremeña) Petry Jiménez, Teniente  de Alcalde de Cultura durante 12 años en Santa Coloma de Gramanet, (con Nuria Parlón al frente) excelente actriz, cantante, fotógrafa y magnífica rapsoda, le recitó dos poemas: “Las mujeres de los rojos”, que leyó de mi libro “Tres generaciones rebeldes” y el poema “El crimen fue en Granada: A Federico García Lorca”.  Petry, junto con otras pocas mujeres, durante años había sido dirigida por Antonina en un grupo de teatro que llevó a Federico y a Mariana por toda Catalunya, incluidas las prisiones, a gentes que no acostumbraban a ir al teatro. Petry Jimenez fue la más aplaudida y vitoreada de la noche, hasta que llegó una sorpresa para todas, que igualó la emoción y los aplausos de la noche.

Llegó, un “alumno” aventajado de Antonina, el cantante de flamenco Miguel Poveda, de Badalona, que se hallaba preparando un espectáculo en Granada. Explicó que en 2016 se presentó en casa de Antonina Rodrigo y ella, con generosidad, le enseñó todo lo que sabe de García Lorca, le agradeció su disposición y generosidad, le mostró el amor y la admiración que por ella sentía y la profunda amistad que los une desde entonces. Y claro, cantó a capela, haciendo las delicias de todo el público amante del flamenco. Luego, entre felicitaciones y abrazos, se dejó fotografiar con todas sus admiradoras…

Al final de la fiesta el discurso de Antonina Rodrigo: feliz, emocionada y agradecida ante tanto cariño, amistad y admiración por ella y su obra. Sonriente, ágil en sus comentarios, habilidosa y bellísima. En la sala estaba lo más representativo de la cultura granadina, y personas luchadoras, memorialistas y no pocas gentes sencillas.

Los días siguientes, de nuevo desayuno, comida o cena con nosotras, las de Barcelona y un par de granadinas, una interesantísima visita a la casa de Mariana de Pineda, donde se exhiben libros y objetos donados por Antonina, su principal biógrafa, donde oímos una amena y detallada explicación de un culto y amable bibliotecario, Bienvenido, un joven feminista, y vimos un interesante documental. Unos cafés con deliciosos pasteles árabes, hasta las tantas, resistiéndose ella a marchar a dormir y agotándonos a todas, más jóvenes que ella. Y  charlas en institutos donde la oían noventa o cien jovencitas, explicándoles lo que es la Desbandá (esa huida a pie, de las mujeres con niñas y ancianos, desde Málaga a Almería, mientras les caían las bombas por tres frentes, tierra, mar y aire, de franquistas, fascistas y nazis, carretera donde nacieron bebés y donde murieron más de cinco mil personas),  les hablaba de la República, la guerra, el terror del franquismo, la falta de libertades y la necesidad de la lucha, también de parar a la extrema derecha, de la cultura…

Esta es la mujer que sigue organizando cada año, también éste a sus 90 años, el homenaje a Antonio Machado en Colliure en febrero, el de Durruti y Ascaso en noviembre… Y la que ha conseguido que Alfonso Guerra, otro enamorado de Antonio Machado, compre las Aleluyas redactadas por ella, con dibujos de su entrañable amigo, el magnífico ilustrador anarquista Gallo, conocidísimo en Francia como “Coq” y tras imprimir 18.000 ejemplares, las distribuyeran a todas las personas asistentes a los actos que se han celebrado en honor al poeta andaluz. Esa Antonina Rodrigo que también este año, como los anteriores, ha participado en la marcha que se celebra en febrero, pasando por Granada, para recordar el terrible genocidio que fue La Desbandá.

Noventa años de pasión, de lucha, de investigación, de publicaciones, de viajes, de divulgación, de amistades … Con una alegría y una belleza física y de alma inigualable.

*Montse Fernández Garrido es abogada feminista. Profesora del Master de Familia UB. Autora del libro Tres Generaciones rebeldes (biografia familiar dedicada a su abuela y a su madre, heroínas silenciadas)

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