viernes 29 marzo 2024

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Nuevas narraciones y voces diversas de África y la diáspora

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Es el momento de “la diversidad de voces y de las nuevas narraciones” y que los hombres lean a las mujeres para poder entender a la humanidad, “sin fingir que una parte representa al mundo en su totalidad”.

 

Estas son algunas de las palabras del discurso de la escritora Chimamanda Ngozi Adichieen la pasada feria del Libro de Frankfurt. 

El silencio es  un lujo que no podemos permitirnos’, era el título del duro alegato que la nigeriana  Chimamanda Ngozi Adichie leyó ante la audiencia de la 70 Feria del Libro de Frankfurt, justo el país que recibió con los brazos abiertos a las personas que huían de la guerra de Siria en 2015. Por eso, la novelista que se asume escritora, narradora y artista, en territorio alemán se afirmó como ‘ciudadana responsable’ con ‘la verdad y la Justicia’ y con “la determinación de actuar” porque ya es la hora de ‘relatos más complejos’ en estos ‘momentos ‘oscuros’ en que vive la humanidad.

Primero, con el tema de las personas refugiadas: “No basta saber cómo sufren”, debemos saber “qué hiere su orgullo, a qué aspiran y quién arma las guerras que los convierte en refugiados” y, sobretodo, “de quién es la responsabilidad”. También planteó “analizar el tema de la inmigración” y hablar con sinceridad, al “preguntar si la cuestión es la inmigración o la inmigración de tipos concretos de personas: musulmanes, negros, morenos.”

 

 

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Chimamanda Ngozi Adichie en el CCCB de BCN

 

 

Una parte no representa la totalidad del mundo

Esta última era una crítica directa al racismo de Estados Unidos donde vive y en la que se sintió ‘negra’ por primera vez, como ella había confesado en su charla de Barcelona y relata en su novela Americanah. En Frankfurt añadió que “el país más poderoso del mundo parece hoy una corte feudal llena de intrigas, alimentada de mendacidad (y) ahogada en su propia soberbia.” Fue cuando  Chimamanda Ngozi Adichie  reclamó más “audacia en la narrativa” y “una amplia diversidad de voces” para ser “más precisos” porque “no podremos entender el mundo si seguimos fingiendo que una pequeña parte de él representa al mundo en su totalidad”. Y por supuesto, aquí incluía a las mujeres, porque sus relatos aún “no se consideran universales”.

Su discurso en la 70 Feria (que acogía 34 exhibidores de 19 países del continente) lo había iniciado con un desagradable recuerdo de uno de sus viajes a Nigeria. Fue por la visita a la iglesia católica de su ‘feliz infancia’, que “ahora se había convertido en un lugar que no trataba a las mujeres como seres humanos sino como cuerpos que había que controlar y acosar”. ¿Y para qué?, se preguntaba, “para proteger a los hombres de sí mismos”. Justo lo que días antes denunciaban en Barcelona la escritora egipcia  Mona Eltahawy  y la catalana Najat El Hachmi con distintas palabras: “el cuerpo y la sexualidad de la mujer se ha convertido en la obsesión de los fundamentalismos (cristianos, evangélicos y musulmanes) porque los hombres no son capaces de controlar sus impulsos”.

 

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Algunos libros de la escritora nigeriana Ngozi Adichie

 

 

De la cultura oral yoruba al retrato multirracial de Londres

Una de las voces diversas y, desde la tradición oral ‘yoruba’, no la ‘igbo’ de Chimamanda, es la anglonigeriana Helen Oyeyemi (1984). En 2010 ganó el premio Somerset Maugham y en 2013 la incluyeron en la lista de la revista literaria Granta que incluye a los mejores jóvenes novelistas ingleses.  El Aleph editores tradujo The Icarus Girl (La niña Ícaro, 2005) y su cuarta novela El señor Fox(2013) fue el primer libro en castellano de Acantilado, editorial que ha publicado Boy, Snow, Bird (2016) y este otoño saldrá su último libro What Is Not Yours Is Not Yours.

Salamandra es la editorial que se encarga de traducir a la novelista y ensayista nacida en Londres,  Zadie Smith  (1975) otra escritora a la que seguirle la pista. Tiene numerosos premios, el primero por su novela Dientes blancos (2001) y otros libros, el último Tiempos de swing (2017). Está licenciada en filología inglesa por la Universidad de Cambridge y fue becaria de la de Harvard en Estados Unidos. Es profesora de literatura y está considerada una de las escritoras de más talento de la literatura británica. Algunas de sus novelas, ambientadas en el Londres multirracial, se consideran un fresco que retrata “el choque cultural” en el cambio de siglo de esa cosmopolita urbe.

La escritora zimbabwense NoViolet Bulawayo tuvo un exitoso debut literario con su novela Necesitamos nombres nuevos (Salamandra, 2018). Es una de las nuevas narradoras que convocaba Chimamanda, porque en 2013 fue reconocida y nominada al prestigioso Man Booker Prize británico y premiada por Los Angeles Times Book Prize. Su salto, a los 10 años, como la protagonista del libro (Darling) desde su Tsholotsho natal -en la zona de los ndebeles de Zimbabue, la identidad con la que se identifica- hasta la periferia de Detroit en Estados Unidos, no fue tan triunfante como su escritura. Pero sus vivencias le han curtido la vida y la escritura.

 

 

2019 BCN Llibres4 NoVioletBulawayo SalamandraEl libro de NoViolet Bulawayo

 

 

‘En Estados Unidos podía terminar muerta por no ser blanca’

En Estados Unidos “mi color negro fue un problema y una violencia que tuve que manejar”, afirmó en Barcelona y también “tuve que aprender que mi vida no estaría tan garantizada por las autoridades” por no ser blanca; es más, “yo podía terminar muerta” como les pasa allá a los afroamericanos en su vida cotidiana. “La discriminación racial es realmente deplorable” revelaba NoViolet Bulawayo,en una mesa conducida por Tania Adamen la que ella y otras dos novelistas (Najat El Hachmi y Jane Lazarre) reflexionaban sobre la escritura desde una aproximación a las ‘narrativas curativas’. Era el pasado octubre en la ‘Biennal de pensament Ciutat Oberta’.

“Yo nací después de la independencia cuando mi país comenzó a disolverse y no estaba preparada en absoluto para ver cómo se deshacía” explicaba; “miles de personas se exiliaron; yo vivía cómodamente en Estados Unidos y eso me desestabilizó”, prosiguió NoViolet Bulawayo y le hizo plantearse qué hacer?. Y con la novela “se me ocurre contar nuestra historia y desvelar la dignidad de nuestro pueblo” que, para ella, es “una manera de contar la vida de la gente que dejó atrás; hablar del ‘nosotros’, la voz colectiva que incluye la de todas las personas migrantes, no solo las de Zimbabue”. Porque “es difícil emigrar” contaba, “el proceso migratorio es duro”. Pero “con la escritura, mantenía, esperamos que se genere un sentimiento de empatía por una historia humana”. Por un lado, decía “te puedes identificar con la infancia de Darling y sus travesuras” pero, por otro, también “puedes saber qué supone vivir en un barrio de chabolas (como el de Paraíso, en su novela, donde la policía destruye las casas y cierra los colegios) y al pensar en la crisis de los migrantes, la gente les entenderá mejor porque saben lo que dejan atrás”. Es decir, reivindicaba el contexto y el conocimiento de la situación de las personas en sus países de origen.

 

 

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NoViolet Bulawayo con la periodista Gemma Parellada en Barcelona

 

 

Los medios de comunicación occidentales están obsesionados

NoViolet Bulawayo protestó por la ignorancia que existe porque, “la gente siempre ha cruzado las fronteras. Por qué se habla de crisis ahora? Los africanos parece que sólo emigran a Occidente”; pero no es cierto, alegó, esta es “la narrativa de los medios de comunicación occidentales que están obsesionados” cuando, en realidad “mucha migración tiene lugar dentro del continente africano”, afirmaba. “Eso no significa que sea fácil” pero “muchos van a Sudáfrica porque puedes compartir más cosas” como la lengua, el contexto, pero otros “muchos mueren yendo hacia Europa y no se sabe cuántos”.

La escritora, que participó mas tarde en otro diálogo con la corresponsal en África Gemma Parellada subrayó que “siempre me quejo cuando vengo a Europa y siempre me discuto con los responsables de la Migración porque en las colas me tratan diferente que a otras personas; soy consciente de que me exigen cosas que no les piden a los demás” en la frontera. En Zimbabue es muy diferente, indicó.

Y sugirió la lectura de libros diferentes para poder cambiar la opinión; sólo se conoce “la humanidad del ‘otro’ leyendo e involucrándose y mirando y hablando con ese otro/otra en la calle,”… con las nuevas “tecnologías e ideas se pueden narrar historias en libros, en el cine, con música, mantenía; hay que crear espacios con intencionalidad y producir contranarrativas”.

 

 

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Los libros de las escritoras Doris Lessing y Tsitsi-Dangarembga

 

Recuperar la complejidad del mundo a través de la literatura

Tania Adam, fundadora y editora de Radio África Magazine y presentadora de BTV (Terrícoles) cerró ese debate invitando a “recuperar la complejidad del mundo a través de la literatura y complementarlo con las luchas activistas” porque estamos en un “momento muy politizado, de transformaciones y revoluciones y algunas ya están escritas en los libros”, afirmó. De modo que estimuló a volver a la lectura “más allá de los 140 caracteres” y ver “cómo se pueden politizar las acciones a través de la escritura”.

Para quien quiera abordar literatura previa a la independencia de Zimbabue (1980), aconsejamos desde aquí simultanear la novela Martha Quest (Argos Vergara, 1980) de la británica Doris Lessing, con Las cuatro mujeres que amé (Étnicos del Bronce, 1999) de la zimbabwense Tsitsi Dangarembga, para ver las diferencias de clase, de barrios y de vida, en el África colonial británica, entre la población inglesa y la autóctona de la Rodesia del Sur, como se llamaba al país, en régimen de apartheid, antes de independizarse.

 

Una Sudáfrica post apartheid machista, xenófoba y corrupta

Kopano Matlwa (1985) es una curiosa e interesante novelista sudafricana. Es Licenciada en medicina, y con un máster en Medicina Global por la Universidad de Oxford. Viaja entre Sudáfrica y Gran Bretaña porque allí da conferencias de Salud Global en un curso de doctorado. Su experiencia médica y la problemática sanitaria que afecta a los países del Sur, la retrata en sus textos. “Mamá dice que tengo que dejar a los pacientes en el hospital… de manera que ahí los dejo, atrapados entre las sábanas sucias… entre retretes embadurnados de mierda y un dispensador de jabón que sólo funcionó una vez, el día que el ministro vino de visita”. Así se expresa Masecheba, la médica protagonista de Florescencia (Alpha Decay, 2018), su tercera novela, que ganó el Premio Literario de la Unión Europea en 2017. Otras son Coconut y Spilt Milk. Con la última obtuvo el premio Wole Soyinka de literatura en 2010.

Matlwa forma parte de la nueva generación de jóvenes escritores ‘born free’ (nacidos libres) que reflejan la realidad de la supuesta ‘nueva’ Sudáfrica post apartheid, pero que tiene aún tintes machistas, xenófobos, supersticiones y mucha corrupción. Masecheba tiene precisamente una amiga de Zimbabwe, Nyasha, a través de la cual la escritora cuenta la ola de ataques xenófobos contra las personas migrantes de ese país y de Mozambique vividas en algunas ciudades sudafricanas.

Al igual que NoViolet Bulawayo, la experiencia personal de la protagonista, la irradia Kopano Matlwa en sus textos y el resultado es un país violento en el que ella no se siente bien y recuerda la mirada de una de las grandes de la literatura africana: Nadine Gordimer, incansable luchadora contra el apartheid, que dio el dinero de su premio Nobel (1991) para promover en Sudáfrica publicaciones en las lenguas autóctonas del país.

 

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Lass novelas de las sudafricanas Nadine Gordimer y Kopano Matlwa  

 

Un sistema que no funciona para las mujeres ni los pobres

Nadine Gordimefalleció a los 90 años en 2014, pero en su última novela Mejor hoy que mañana (Acantilado, 2013) relataba cómo fue el juicio del ya expresidente Jacob Zuma por la violación de una joven y añadía datos de ese trerrible problema: “uno de cada 4 hombres de este país admite haber cometido una violación”… “es la mezcla de machismo e impunidad”. Un 25%, que es la misma prevalencia de los casos de HIV/Sida en ese país y los del resto del África austral que emigran y trabajan en Sudáfrica. 

“Sudáfrica es la capital mundial de les violaciones”, nos explicaba en el Malmö Arena en 2014  Prudence Mabele, la fundadora y directora ejecutiva de la red Mujeres Positivas (PWN en inglés). “Es una guerra contra los cuerpos de las mujeres y las niñas”, lamentaba, porque se mantiene la superstición que la relación sexual con una virgen protege contra el sida. Según sus datos, en su país han sido violadas “el 50% de las mujeres y sólo se resuelve un 14% de los casos; y sabemos que 1 de cada 9 casos no se informan a la policía” corroboraba Mabele.  La abogada también denunció en Suecia que las lesbianas sufren ‘asesinatos correctivos’ cuando manifiestan públicamente su orientación sexual. “El sistema no funciona para las mujeres, ni los pobres”, concluyó Mabele

En el ámbito literario y con datos de Frankfurt, Sudáfrica es la segunda potencia editorial del continente, tras Egipto y seguido de Nigeria. Kenia, Uganda, Etiopía y Zimbabwe están entre los 10 primeros, detrás de Marruecos, Túnez y Argelia. La 70 Feria promovió un apartado africano con un epígrafe en dos lenguas coloniales: Lettres d’Afrique: changing the narrative (cartas de África, cambiando la narrativa).

 

Relato de la ‘herida abierta de la esclavitud’ con dos hermanas

De Ghana (*) prácticamente nunca se habla y es uno de los países más exitosos y democráticos de África y fue la primera de las colonias anglófonas en independizarse (1957) de su metrópoli. Allí nació, en Mampong, la escritora Ya Gyasi (1989), pero con dos años sus padres se fueron con ella y sus dos hermanos a Estados Unidos. Tras vivir en distintos estados, la familia se estableció en Huntsville en el estado sureño de Alabama. En 2009 Gyasi obtuvo una beca de investigación y regresó por unos meses a Ghana donde ‘gestó’ su primera novela ‘Volver a casa’. La concluyó en el taller de escritura creativa de la Universidad de Iowa y fue nominada al prestigioso premio Dylan Thomas. Ahora vive en Berkeley, California.

En Volver a casa (Salamandra, 2017), Ya Gyasi ha trazado una historia de la ‘herida abierta de la esclavitud’ y sus descendientes en África y Norteamérica. Ella dibuja esos 300 años del régimen esclavista a través de los destinos de Effia y Esi, dos hijas de la misma madre pero de distinta etnia, de la Costa del Oro (la actual Ghana) que nunca llegarán a conocerse. Una es capturada como esclava y enviada al Sur de los Estados Unidos y la otra se queda en tierras africanas.

 

 

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Las historias de las novelistes Yaa Gyasi y Taiye Salesi

 

 

De la caza de esclavos a la epidemia de heroína en Nueva York

Y es a través de ese periplo que la autora dibuja el esquema del proceso esclavista a ambos lados del Atlántico: las guerras étnicas por la caza de esclavos, la llegada de los misioneros y soldados británicos, el negocio del cacao, los cargamentos de personas esclavas.  Ya en el otro lado del Atlántico repasa la Ley de esclavos fugitivos y la Gran Migración Negra hasta la lucha por los derechos civiles y el renacimiento de Harlem (Nueva York) en los años 20.

La saga familiar de las dos hermanas que, afortunadamente se puede seguir sin perderse con un extenso cuadro genealógico al principio del libro, viaja con los personajes y sus historias paralelas de ambas orillas: en la antigua Costa del Oro y por el otro lado, con descendientes de la protagonista en Missisipí, Alabama, Maryland y Nueva York, donde acaba la narración, con la epidemia de heroína de los años setenta. Sin duda alguna, una  beca excelentemente usada para el beneficio de la historia humanidad.

Otra escritora con raíces ghanesas (paternas) y madre nigeriana es Taiye Selasi.  Ella nació en Londres y se crió en Massachusetts. Es graduada en Yale y tiene un máster de Relaciones Internacionales por Oxford, época en la que conoció a la escritora norteamericana y Premio Nobel de Literatura de 1993, Toni Morrison , que la animó a escribir su primer texto. Ese fue “The sex life of African Girls” que la revista literaria inglesa Granta le publicó en 2011. Pero fue su primera novela Lejos de Ghana (Salamandra, 2014) la que suscitó una enorme admiración en el ámbito literario anglosajón y 16 países compraron los derechos de publicación.

Lejos de Ghana’ narra la historia de un reconocido cirujano ghanés que vivió en Baltimore y Boston: Kweku Sai, pero decide regresar a Accra donde se construye una nueva casa. Allí, repentinamente, “muere descalzo un domingo antes del alba, con las zapatillas junto a la puerta de la habitación” cerca de “su segunda mujer, Ama”, que “duerme como una niña” y no se entera que él cae desplomado al suelo. El doctor había dejado mujer y familia en Estados Unidos, que al tener que viajar a Ghana al funeral, conoce a la otra familia. Así se recogen las vivencias de las diferentes culturas y de las distintas generaciones de la familia, que transita desde el África occidental, hasta Nueva Inglaterra o desde Londres a Nueva York. El libro incluye también un árbol genealógico, pero más reducido porque son menos años.

 

 

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Un libro no traducido de Ama Ata Aidoo y de otra escritora ghanesa  

 

Una comunidad ‘afropolita’ y un feminismo ‘afrocéntrico’

Taiye Selasi denomina ‘afropolitas’, a la generación que en la que ella agrupa a la descendiente de las y los profesionales africanos que emigraron a distintos países anglófonos y que ahora conforman una comunidad de mujeres y hombres políglotas y cosmopolitas, que rompen con los viejos tópicos de la identidad (“lo mismo daba que los ‘hausa’ hostigaran a los ‘igbo’, y en cambio su padre fuera ‘yoruba’ y su abuela escocesa y los criados ‘fulani… había dejado de ser Folasadé Somayina Savege para convertirse en la niña oriunda de un país genérico”, se lee en la novela) y las y los ‘afropolitas’, participan en la imparable transformación de la cultura africana. “Los estadounidenses se refieren a los asiáticos como “la minoría modélica”… “pero ahora los africanos son la minoría modélica”… Ha llegado la hora de los africanos….Los inmigrantes africanos son el futuro de la universidad. Y los indios,” se lee también en Lejos de Ghana.

Ama Ata Aidoo (1942), es una de las históricas y fundamentales escritoras de la Ghana independiente. Ha luchado desde los años 60 en favor de la educación de las niñas y los derechos de la mujer en la sociedad africana y tiene muchos textos publicados. Y lo hace con un “feminismo afrocéntrico e innegociable”, afirma Marta Sofía López en el prólogo del libro Nuestra Hermana Aguafiestas, (Editorial Cambalache, 2014) que lo publica entero  Pikara Magazine . Ahí Marta Sofía López, explica las causas: la novela-poema de Aidoo es, con mucha diferencia, una de las obras más audaces, «modernas», visionarias y radicales que han surgido de África en la época de las postindependencias. O quizás la más”.

 

 

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Los libros de Kem Bugul, Mariama Bâ y otras escritoras francófonas 

 

Las precursoras francófonas del África Occidental

“Las africanas cuentan, Antología de relatos”, con selección e introducción de Inmaculada Díaz Narbona, (Universidad de Cádiz, 2002) es un texto que se aproxima a la literatura francófona del África Occidental con un excelente prólogo, además de una introducción de lo que significa la escritura de mujeres y lo que ellas representan en esas “civilizaciones que, como la africana, son eminentemente orales” y donde “las mujeres actúan como primeras transmisoras”.

Con la llegada de la escritura, explica Díaz Narbona, “la mujer guarda silencio”, pero lo recupera tras las independencias de las metrópolis, en la década de los 60. Primero con relatos autobiográficos que ya “cuestionaban la sociedad que se estaba construyendo y el papel que se les asignaba a ellas. Esa primera generación ya “enunciaba/denunciaba” las situaciones con las que no estaban conformes, o esas “conductas cotidianas que sustentan las estructuras globales: el sistema de alianzas y matrimonios, la exclusiva funcionalidad reproductora de las mujeres y su consiguiente anulación como sujetos”. Es decir, las escritoras ya criticaban el sistema familiar poligámico que las relegaba al ámbito privado bajo unas rígidas normas tradicionales.

 

‘Reapropiarse del cuerpo y enjuiciar a los hombres’

Ellas tomaron ‘La Palabra’ primero, pero luego “la cargaron de valor y función reivindicativa del cambio” en especial en “dos temas, según Díaz Narbona: ‘la reapropiación del cuerpo’, como primera fase de una construcción personal, y el ‘enjuiciamiento de los hombres’, en lo privado y en lo público”. Eran las precursoras de las demandas que ahora amplifica la nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie

Así lo ilustra esa la antología, que recoge textos de los años 80 y 90 de ocho escritoras: Christine Kalonji (República Democrática del Congo_RDC), Verónique Tadjo (Costa de Marfil), Marie-Felicité Ebokea (Camerún), Marie-Léontine Tsibinda (Congo Brazaville), y las senegalesas Aïcha Diouri, Aminata Maïga Ka, Catherine N‘diaye y Mariama Ndoye, además de una bibliografía básica en castellano.

 

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Las voces del Arco Iris’ y el libro de aportaciones a la descolonización del feminismo

 

Otro libro interesante: “Las voces del arco iris. Textos femeninos y feministas al Sur del Sáhara”, de Verónica Pereyra y Luis María Mora, (Mexico, 2002), incluye también una gran introducción y 3 apartados: ‘Las mujeres desde la noche de los tiempos’, que se inicia con la reina egipcia Hatchepsut (1520-1483 antes de nuestra era); Poesía necesaria: amor, maternidad, revolución y exilio. El tercero, de ensayos, De aliento y de fuego: La palabra de y para las mujeres. El ámbito geográfico es mucho más amplio y abarca literatura traducida de las cuatro lenguas coloniales: inglés, francés, portugués y español, pese a que se hablan unas dos mil lenguas en el continente.

 

El dolor de vivir en poligamia y bajo el sistema de castas

De Senegal, el libro rescata capítulos de la novela Mi carta más larga (1979) de la senegalesa Mariama Bâ (en castellano, Ediciones Zanzíbar, 2003),que es una dede las pioneras en la lucha por los derechos de la mujer y de la literatura senegalesa, según la  UnescoBâ fue una de las primeras escritoras en explicar cuan dolorosamente las mujeres viven la poligamia, la viudedad y el sistema de castas en su sociedad. Nació en Dakar en plena crisis económica de 1929 y falleció en 1981. De la escritora Catherine N‘diaye, incluida en la anterior Antología, aquí se recoge un fragmento (Duelo) de su novela Gente de arena.

Aminata Sow Fall , otra importante escritora senegalesa, nacida en Saint Louis (1941), en una familia acomodada y de la realeza Baol por parte de padre, también está en el libro. Se incluye un capítulo del Expadre de la nación (Ex-Père de la Nation, 1987), las reflexiones desde la cárcel de un expresidente –no se sabe de dónde- cuya carrera política se inicia con muy buenos ideales pero termina en una dictadura. De Aminata Sow Fall  sólo está en castellano la  novela La Grève des bàttu, (La huelga de los mendigos), en Ediciones Wanafrica (2017). Su última novela L’Empire du mensonge (El imperio de la mentira), en la que narra la historia de tres familias humildes que sufren a causa de la inundación de sus casas, aún no se ha traducido. Sobre esta obra y su trayectoria hay dos interesantes entrevistas, la última de este marzo del corresponsal José Naranjo  y otra de mayo de 2017, del novelista libanés Nabil Haidar .

Marie Ndiayees una prolífica escritora, francesa (Pithiviers, 1967) de padre senegalés, que ha escrito desde la adolescencia novelas, relatos cortos, teatro, ensayos y literatura infantil. Fue ganadora del Premio Goncourt en 2009 con Trois femmes puissantes. Traducida por la editorial Acantilado Tres mujeres fuertes, cuenta la historia de Norah, Khady y Demba, que ‘han aprendido a decir no’ para preservar su dignidad ante la vida.

 

 

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Libros de bolsillo de tres escritoras senegalesas

 

 

Herencia colonial, ajustes estructurales y emancipación

Otra escritora senegalesa es Fatou Diome, nacida en Niodior (1968) dibuja los destinos contrastados entre Europa y África y se inspira en la narración oral africana.  Tras la publicación de una colección de cuentos en 2001, su primera novela Le Ventre de l’Atlantique (2003) le forjó una gran notoriedad internacional. En ella cuenta el drama de la emigración, que espera encontrar un El Dorado en Europa y choca con una realidad distinta, cuyas penurias no puede explicar a quienes se han quedado en África. La tradujo al castellano Lumen: En un lugar del Atlántico (2004) Fatou Diome  estuvo en Pamplona y San Sebastián en 2011 de la mano del programa literario ‘Letras Africanas’, de Casa África. Durante la celebración de ese encuentro la entrevistaron en Literafricas  para saber su opinión sobre la situación de la literatura en África y el papel de la mujer.

Y también es conocida aquí la novelista a Ken Bugul, “la que nadie quiere”, el seudónimo de Mariètou Mbaye Biléoma, senegalesa que ha vivido en España y Francia, autora de obras como El baobab que enloqueció (Ediciones Zanzíbar, 2001) que también explora los dilemas de la diáspora senegalesa, la herencia colonial los ajustes estructurales y, también a través de sus experiencias, la emancipación de las mujeres africanas.

 

Y para seguir leyendo sobre el continente africano…

La Independent ya propuso libros desde tres ópticas feministas, pero donde se pueden encontrar más textos de escritoras africanas es en Ediciones Wanafrica, una de cuyas últimas novedades es Las reinas de África y heroínas de la diáspora negra de Sylvia Serbin.  Bellaterra, fundada en 1973, tiene en el fondo editorial Biblioteca de Estudios Africanos una apuesta contra el  “rechazo de la visión folclorista y condescendiente” del continente. En las Canarias, Casa Àfricarelacionada muy directamente con el continente, ha publicado muchos libros y ensayos.

Otras editoriales son: 2709 books, Baile del Sol, Assata, Acantilado, Salamandra, Siruela, Verbum, Los libros de la Catarata, Pepitas de Calabaza y Ediciones del Bronce. Esta última fue la primera que recuperó una gran cantidad de títulos de África y Asia bajo el epígrafe ‘étnicos del Bronce’, del que la nigeriana Buchi Emecheta (Kehinde) fue su número 1.  Para terminar, recoger que Marcial Pons Libreros, publicó el pasado año el texto: África Indócil. Una poética de la violencia en la literatura africana contemporánea de Dulcinea Tomás Cámara, que reflexiona sobre el concepto de violencia. 

 

* ‘Ghana Vis a Vis es un programa con músicos y cantantes de ese país que estarán de gira por la península este verano.

* Recordamos aquí que hoy comienza El Wallay! Festival de Cinema Africà de Barcelona en la Filmoteca de Catalunya .

 

 

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